En este artículo, continuamos analizando las propuestas urbanísticas y arquitectónicas generadas por el socialismo utópico. En entregas anteriores, vimos proyectos que no llegaron a buen puerto o que directamente quedaron sobre el papel. En esta ocasión, vamos a dar un paseo… por una ciudad obrera de gran popularidad, cuyo modelo fue exportado por toda Europa. Tal fue su éxito, que su afán por la experimentación en vivienda social continuó, generando nuevas propuestas a comienzos del siglo XXI.
LA INICIATIVA DE ANDRÉ KOECHLIN
La región de Alsacia en Francia se convierte en el siglo XIX en un importante centro de industria textil y de fabricación de maquinaria. Mulhouse y Estrasburgo destacan en la zona por su actividad industrial frenética, surgiendo rápidamente los problemas asociados a un crecimiento desmesurado y un velocísimo cambio social y urbano.
En 1826, André Koechlin inaugura una fundición y una industria de fabricación de maquinaria. El crecimiento de la empresa generó un problema en el acomodo de los obreros de las fábricas. Koechlin construyó para sus trabajadores, en 1835, 36 casas ofreciéndoselas en arriendo.

El industrial francés renuncia a conformar una comunidad colectiva, en favor de viviendas unifamiliares aisladas rodeadas de jardín y con huerto propio, que permitían generar unidades autónomas. La vivienda tipo se compone de planta sótano, planta baja con cocina y estar, planta primera con estancias de descanso y un ático. Pero para que la familia obrera pudiera disfrutar de estas viviendas era necesario que se cumplieran una serie de condiciones, que denotan claramente el carácter paternalista de la propuesta de Koechlin. De esta manera, la familia debía cultivar el huerto, no podía contraer deudas y tenía la obligación de hacer una aportación semanal a la caja de ahorros y a la caja para los enfermos de la fábrica. Además, los niños debían acudir a la escuela puntualmente. Sin duda las condiciones impuestas por Koechlin son direccionistas y pretenden alejar a sus trabajadores de malos hábitos, favoreciendo una vida ordenada.
LA SOMCO Y LA CIUDAD OBRERA DE MULHOUSE
El éxito de la empresa de Koechlin tuvo continuidad en un lapso de tiempo muy corto. Así, en 1853 se creó la Sociedad Mulhousana de las Ciudades Obreras (SOMCO), participando una docena de industriales en su financiación. Entre ellos se encontraba la familia Koechlin, aunque como principal accionista y promotor se instaura Jean Dollfuss de la industria textil.
Acorde a una mentalidad empresarial, el objetivo de la sociedad no era la búsqueda de un único capital social obrero que eliminara la propiedad privada, sino precisamente todo lo contrario. Así, establecen un programa de construcción de viviendas en renta, cuya propiedad es adquirida tras 15 años de pagos mensuales. Emille Muller fue el arquitecto encargado de diseñar dichas viviendas y el éxito fue rotundo de inmediato, llegando a construirse hasta 1240 viviendas. La ciudad obrera de Mulhouse mejoró notablemente las condiciones de los obreros y rápidamente se trasladó su modelo a otras localidades industriales europeas. Ahora bien, las ideas del socialismo utópico habían sido fagocitadas por un socioliberalismo más acorde al pensamiento de un empresario. Quizás el carácter práctico de los industriales hizo que el modelo funcionara, abandonando lo utópico e inalcanzable.

En cuanto al urbanismo de esta ciudad obrera, debemos señalar que su trazado es ortogonal, definiendo dos modelos de manzana diferentes, uno alargado “maisons contigüe” y otro cuadrado “carré isolé” rodeados ambos de zona verde. La manzana alargada o “maisons contigüe” se componía de cuatro viviendas obreras adosadas. En la plaza central se instalaron algunos edificios dotacionales y comerciales como lavaderos, tiendas y baños.

El programa de las viviendas es muy parecido a aquel propuesto por Koechlin, contando con planta sótano, planta baja con cocina y salón, planta primera con tres dormitorios y ático. El jardín y el huerto es otro elemento importado del industrial francés.
LA CIUDAD MANIFIESTO
La tradición de la ciudad obrera de Mulhouse no termina con las viviendas construidas durante la segunda mitad del siglo XIX. Y es que SOMCO a comienzos del siglo XXI toma la iniciativa nuevamente, para construir nuevas viviendas sociales que se adapten a las necesidades de la sociedad actual.
En 2003, conmemorando el 150 aniversario de las primeras viviendas obreras, SOMCO promociona un proyecto que pretende mejorar las calidad de vida de sus moradores e innovar en vivienda social, empleando materiales y sistemas derivados de la industria que no son muy comunes en el ámbito residencial. Así mismo, propone construir viviendas de mayor dimensión, con espacios de gran flexibilidad que permitan usos diferenciados según su ocupante, a la par que lograr una mayor eficiencia energética y sostenibilidad.

SOMCO escoge para hacerse cargo del proyecto al arquitecto Jean Nouvel, el cual acepta en encargo proponiendo la colaboración de otros estudios de arquitectura. Cinco equipos se iban a encargar definitivamente de la construcción de 61 viviendas de alquiler social. Jean Nouvel, Poitevin y Raynaud, Lewis+Block, Lacaton y Vassal, Shigeru Ban y De Gastines, fueron los encargados de proyectar un hábitat social renovado deudor de la ciudad obrera primigenia. Cada vivienda debía de contar con un acceso independiente, un garaje y un jardín. Pasajes entre viviendas, jardines, casa adosadas… son algunos de los elementos que homenajean la primera iniciativa con un lenguaje formal del siglo XXI y espacios acordes a una nueva realidad social.
LACATON Y VASSAL
Sin duda ha sido el proyecto más aclamado por la crítica. El estudio francés se encarga de proyectar 14 viviendas adosadas con un coste de 75.000 euros por vivienda. Las casas compuestas de planta baja más uno, se disponen adosadas ocupando toda la manzana, presentando dos frentes de fachada con jardín, al igual que en las casas obreras del siglo XIX.

La importancia del jardín es fundamental en este proyecto, integrando uno exterior en planta baja y un jardín de invierno en planta primera. Los arquitectos consiguen hacer una revisión de la vivienda obrera de Mulhouse, dando vital importancia a los espacios destinados a ocio y esparcimiento.

Para la estructura de la planta baja se escogió un sistema de vigas y pilares de hormigón armado. En planta primera sin embargo, se introdujeron estructuras prefabricadas de invernaderos. Los arquitectos pretenden mejorar el acondicionamiento bioclimático de la vivienda mediante el control solar y la regulación de la temperatura en el jardín de invierno de la vivienda.
POITEVIN-REYNAUD
La propuesta del equipo francés varió notablemente desde el primer boceto hasta la solución definitiva. Sin embargo, se dio una constante en todo el proceso, el diferente tratamiento de la planta baja y la planta primera.

Los arquitectos proyectaron 11 viviendas adosadas con jardín trasero y delantero, en las que la planta baja, la cual aloja las estancias diurnas, tiene un tratamiento más homogéneo tanto en el empleo de materiales como en su configuración formal. El juego de salientes y retranqueos de planta baja permite integrar terrazas en la planta superior.

La planta primera, destinada a las estancias nocturnas, se caracteriza por la heterogeneidad del color y de los volúmenes, presentando cada módulo inclinaciones de cubierta diferenciadas. El coste de construcción de cada vivienda fue de 132.482 euros.
JEAN NOUVEL
El francés diseña 10 viviendas adosadas que disponen de dos espacios exteriores diferenciados, uno delantero que se cierra a la calle mediante un muro de chapa ondulada y uno trasero que se abre al interior de la manzana. En medio del conjunto de viviendas integra un gran pasaje que comunica el vial público con una calle interna de la manzana.


El proyecto de Nouvel homenajea al proyecto originario de Emille Muller, presentando volumétricamente un paralelepípedo cubierto a dos aguas. A partir de ahí se acaba toda similitud. La fachada al vial público presenta un tratamiento más cerrado con pequeñas aperturas que lo dinamizan, mientras que la fachada trasera se acristala enteramente para proporcionar una explosión de luz al interior.

LEWIS+BLOCK
La propuesta de Lewis+Block abandona la configuración de bloque conformado por viviendas adosadas, para acoger un modelo de bloques aislados de planta baja más uno. Así, tres bloques en forma de cruz compuestos de cuatro viviendas quedan separados por pasajes internos.
Una estructura ligera con malla se superpone a las fachadas de las viviendas de acero inoxidable y amplios ventanales. La malla está destinada a albergar vegetación trepadora, de tal forma que se genera un jardín vertical que sirve de filtro entre las viviendas y la calle. Esta estructura vegetal se convierte en una verdadera piel que unifica el conjunto.

Las viviendas cuentan con dos accesos, uno en la fachada principal y otro desde el garaje. Además, algunas de ellas cuentan con una amplia terraza, mientras que el resto disfrutar de terrazas colectivas de mayor dimensión, a las que se accede desde una escalera exterior.

SHIGERU BAN Y DE GASTINES
Los arquitectos realizan una reinterpretación de la manzana característica de la ciudad obrera del siglo XIX denominada “carré mulhonsian”. Así, un muro traviesa el volumen edificado en toda su longitud, lo que permite distribuir las 14 viviendas de manera simétrica, dotándose de jardines y terrazas.

Una serie de volúmenes a modo de cajas apilables se van insertando de acuerdo a un código según el color, aportando un gran dinamismo al conjunto. Así, los volúmenes azules contienen los baños, los volúmenes rosas contienen las cocinas y los amarillos las zonas de almacenaje. Los espacios entre estos volúmenes, quedan acristalados y se destinan a las zonas de estar y dormitorios. La alternancia de cubiertas a dos agua cóncavas y convexas generan un ritmo que favorece nuevamente el dinamismo y otorga una gran expresividad a los alzados laterales.

La iniciativa de la Ciudad Manifiesto ha sido una de los principales impulsos para la experimentación en vivienda social del primer cuarto del siglo XXI, favorecida por su importante repercusión mediática. La tradición de Mulhouse, de casi dos siglos, en la investigación de mejoras para el acomodamiento social, nos invitan a pensar que el problema de la vivienda será revisado en un futuro más o menos lejano. Veremos con qué nos sorprenderá nuevamente esta localidad francesa…