En este artículo, continuaremos con el análisis de las viviendas diseñadas para el programa Case Study House que promovió la revista californiana Arts and Architecture. Vamos a dar un paseo por… la tercera vivienda unifamiliar del programa, analizando sus características más relevantes.

UN COMIENZO CON MALENTENDIDOS
El tercer caso propuesto por Arts an Architecture fue designado a los arquitectos William Wruster, Theodore Bernardí y Donn Emmons, los cuales se pusieron inmediatamente a trabajar con los datos que les aportó la editorial de la revista. Pero tal como hemos mencionado en el primer artículo de esta serie, los desórdenes fueron comunes durante el desarrollo del programa, sin librarse este tercer caso de los mismos. Y es que el equipo recibió la información del lote 4, en vez del lote 3 como correspondía, lo que provocó que comenzaran a plantear el diseño con unos datos erróneos.
Según los arquitectos, la equivocación de la editorial les afectó de varias formas, describiendolas en el número de Junio de 1945, donde se presentaba el proyecto. Ahí relatan que al estudiar las fotos del solar en el que se supuestamente iban a actuar, la presencia de dos eucaliptos les llamó poderosamente la atención, por lo que se decidieron a preservarlos condicionando el diseño de la vivienda. El terreno del lote 3 en realidad, no contaba con ningún árbol, por lo que decidieron plantar otros que los sustituyeran. El problema que planteó la topografía fue mayor, ya que el solar del lote 4 era plano, descubriendo posteriormente que el lote 3 contaba con una zona en pendiente. Este aspecto les obligó a variar ligeramente el proyecto, aterrazando la zona exterior para absorber la diferencia de cota.

En cuanto a la descripción del cliente, no parece que el malentendido afectara de alguna forma. Los arquitectos se limitan a mencionar que la vivienda debía diseñarse para un matrimonio con dos hijos de los cuales se desconocía sexo y edad, considerando ellos que se trataba de dos varones. La generación de hipótesis sobre el carácter, gustos y necesidades de la familia fue una constante en el desarrollo del proyecto. Así, el equipo rellenó los huecos que dejaba la inexistencia de un cliente real.
¿INDIVIDUALIZACIÓN O ESTANDARIZACIÓN?
Al comienzo de la exposición del caso, Wruster-Benardi-Emmons plantean la conveniencia de la creación individual frente al elemento estandarizado o fabricado en serie. Esta reflexión arquitectónica cobra mayor relevancia al tratarse de una vivienda del programa Case Study House.
Frente a la postura de algunos de sus compañeros coetáneos que afirman que se puede diseñar sin visitar el lugar en el que se va a implantar la vivienda, Wruster-Benardi-Emmons afirman la necesidad no solamente de reconocer el lugar, sino también entrevistarse convenientemente con el cliente. Para los arquitectos, obviar estos pasos supone generar una arquitectura propiamente formal o excesivamente intelectual. Es necesario visitar el lugar para recoger sensaciones y datos como vientos dominantes, vistas relevantes… Además, la aportación del cliente al proceso proyectual es fundamental para generar una arquitectura individualizada, siendo el individualismo, para ellos, el ideal de la vivienda estadounidense.
Este pensamiento choca frontalmente con los postulados del programa, los cuales proponen un modelo de vivienda para poder ser reproducido en serie. Pese a ello, los arquitectos rellenaron por iniciativa propia los gustos personales y las necesidades de la familia del lote 3, tal como se ha mencionado anteriormente. Sin duda, en este aspecto influyó notablemente la filosofía arquitectónica de Wruster, que priorizaba la manera de vivir y sentir una vivienda al aspecto material de la misma. Este punto de vista se acentuó con la influencia del pensamiento de su esposa sobre los aspectos sociales de la vivienda, lo que le llevó a visualizar la arquitectura como un arte social más allá de su componente tecnológico y constructivo.

LA SOLUCIÓN AL CASO
Uno de los puntos de partida para el diseño de la vivienda fue el clima californiano, cuya benignidad permite el disfrute del espacio exterior durante prácticamente todo el año. La vivienda se divide fundamentalmente en tres unidades, una destinada a las estancias diurnas, otra destinada a las estancias para el descanso y una unidad que sirve de nexo de unión o filtro entre ambas. En la planta de la imagen vemos las unidades diurnas y de descanso coloreadas en color teja y la unidad filtro en color salmón. La unidad diurna la ocupan el salón, el comedor, la cocina y un taller polivalente, mientras que la unidad de descanso está compuesta por un dormitorio principal y dos dormitorios para los hijos con sus respectivos aseos. La unidad filtro se presenta como verdadero espacio organizador de las circulaciones internas de la vivienda y lo ocupa un porche-vestíbulo.

El acceso a la vivienda se realiza a través de este gran porche que hace las veces de vestíbulo, de distribuidor y de terraza cubierta, lo que lo configura como un espacio flexible. Este ámbito que separa las actividades nocturnas de las diurnas sirve además de filtro entre exterior e interior al abrirse por completo al jardín mediante un gran ventanal corredero. Un espacio transitorio, un filtro de la unidad habitacional, que permite disfrutar de la vida al aire libre. Esta integración entre exterior e interior se potencia mediante la inclusión de un sistema de lamas en el techo y el tratamiento del pavimento, el cual presenta continuidad con el del jardín.

La dotación de un sistema de calefacción por suelo radiante, permitiría además a juicio de los arquitectos la apertura de este espacio al jardín durante todo el año, pudiendo disfrutar de los beneficios de una vida al aire libre. Dicha solución hoy en día, no parece ser la más adecuada de cara a la sostenibilidad del medio ambiente.
Desde el porche se da acceso directamente al salón, tal como se puede apreciar en las anteriores fotos, quedando ambos espacios comunicados por una gran abertura. El comedor queda integrado en el espacio del salón, aunque el cambio de altura de su techo permite diferenciar su uso. La cocina por su parte, se sitúa junto al comedor, lo que favorece las relaciones internas de la vivienda. Además, está dotada de una zona donde realizar los desayunos o almuerzos y comunica directamente con un espacio polivalente, que sirve para taller, espacio para hobbies y tareas comunes de la vivienda como lavandería, planchado … Este espacio polivalente responde al compromiso de Wruster con la arquitectura social, de tal forma que se convierte en un lugar donde los miembros de la familia pueden compartir varias actividades relacionadas con el mantenimiento de la vivienda o actividades personales y hobbies.

Junto a la cocina se ubica el garaje, existiendo una comunicación directa entre ambos espacios que no interfiere en las circulaciones del resto de actividades de la vivienda. Al fondo del garaje se sitúa el cuarto de almacenaje para la jardinería con acceso directo desde el jardín.
Al otro lado del porche se ubican los dormitorios. El principal cuenta con baño propio y un gran ventanal corredero que da al jardín trasero. Los dormitorios de los niños cuentan con sendos ventanales correderos que dan a una pequeña terraza junto a la zona de acceso de la vivienda. La distinta orientación de los dormitorios permite cierta privacidad, así, tal como plantean los arquitectos, los padres pueden celebrar fiestas o eventos en el salón o el jardín sin molestar a los niños.

Todos los volúmenes de la vivienda cuentan con voladizos en su cubierta que permiten controlar el fuerte impacto solar californiano, además de reforzar el carácter lineal de las formas arquitectónicas.
MATERIALES EMPLEADOS
En cuanto a los materiales empleados en la construcción de la vivienda, es necesario señalar que los arquitectos hacen nuevamente una reflexión al respecto en el número de Junio de 1945. Así, pese a que no dudan de los beneficios económicos que puede suponer la fabricación en masa de un sistema constructivo, dudan que se pueda aplicar a las viviendas unifamiliares por su carácter individualista. Este aspecto choca nuevamente con la intención del programa, que sugiere el empleo de sistemas prefabricados que puedan construirse en serie.
Wruster-Benardi-Emmons proponen el empleo de materiales conocidos y testados con la mejor relación calidad-precio. Además, los materiales seleccionados serán los más accesibles tras las restricciones del gobierno debidas a la guerra. Así, la estructura se realizó en madera y los cerramientos se revistieron al exterior de placas de aluminio, y al interior con paneles contrachapados de madera. La cubierta se terminó mediante grava y los pavimentos se realizaron de mortero coloreado para los espacios exteriores y moquetas y baldosas para los espacios interiores. La totalidad de la cubierta se aisló térmicamente, aislando también los cerramientos si el presupuesto lo permitía.
Por otro lado, los arquitectos justifican la selección de la calefacción por suelo radiante mediante argumentos económicos. Así, plantean que aunque la inversión inicial de dicha instalación es mayor que un sistema tradicional de radiadores, ésta se verá amortizada al poco tiempo gracias a los rendimientos que ofrece el suelo radiante. Así mismo, el mobiliario de la vivienda no se realizó empotrado, permitiendo al futuro cliente sustituir aquellas piezas que no fuesen de su agrado o cambiarlas de sitio si lo consideraba necesario.
En cuanto a los colores empleados en la edificación, comentaremos que se realizaron diferentes pruebas hasta encontrar la combinación perfecta para los materiales exteriores, integrando la vivienda con el paisaje circundante. Este cuidado en la búsqueda de la integración con el entorno es en cierta manera también incompatible con el postulado de fabricación en serie del programa, ya que los colores elegidos para un lugar pueden ser incompatibles en otro bien distinto.

La tercera vivienda del programa Case Study House, vestigio de la arquitectura californiana de mediados del siglo XX, sigue en servicio actualmente. Pese a que no se ciñó a algunos de los postulados del programa, sus arquitectos, a diferencia de otros casos del programa, fueron honestos con respecto a su filosofía arquitectónica poniendo en valor la individualización de la arquitectura residencial. Además, la aplicación de la arquitectura social en el estudio del programa de la vivienda enriquece notablemente sus estancias, circulaciones y relaciones entre espacios.