Durante la Edad Media, proliferaron una serie de manuscritos iluminados que recogían animales reales y fantásticos. Se trata de los bestiarios medievales, cuya popularidad en su época fue notable. Los seres recogidos en estas obras, sirvieron como modelo para el buen cristiano. Algunos de ellos, presentaban rasgos tan benéficos, que se transformaron en emblema de Cristo.
A lo largo de este artículo de qué curioso… vamos a conocer qué es un bestiario, para después centrarnos en aquellos animales terrestres y acuáticos que se presentaron como símbolo de Jesucristo.
¿QUÉ ES UN BESTIARIO?
La fascinación del hombre por los animales es inherente al ser humano. Más allá de ser fuente de alimento, abrigo y herramientas, desde la Prehistoria las sociedades dotaron a los animales de ciertos atributos que simbolizaban su manera de entender la vida. Totemismo y zoolatría son derivaciones de este hecho.
Durante la Edad Media, los atributos de ciertos animales, se recogieron en una serie de compendios de carácter cristiano. Mediante estos textos se espiritualizaba el mundo, explicándolo como creación de Dios. Animales reales y fantásticos se aunaron en obras seudocientíficas cuyo fin era moralizar al creyente. Sin embargo, no todos estos códices buscaron adoctrinar, existiendo ejemplos como el bestiario de Cambrai que dejó de lado la enseñanza moral en aras de una exposición más científica.

Estos códices manuscritos constaban de un texto y de una imagen iluminada. La parte escrita servía para definir al animal de manera más o menos real, así como para establecer una enseñanza moralizante de acuerdo a las peculiaridades de la bestia. La imagen se iluminaba por el miniaturista, el cual trataba de reflejar el significado trascendente del representado, aquello que está más allá del ser mismo. Generalmente, las ilustraciones se añadían después de que el texto se hubiera completado y presentaban fisionomías caprichosas que se podían alejar mucho de la realidad. Debemos tener en cuenta que los monjes iluministas no habían visto jamás algunas de esas criaturas, por lo que se basaron en fuentes poco rigurosas y en la imaginación para la reconstrucción de algunas especies.
Todos estos compendios medievales se basaron en el desaparecido Fisiólogo. Para la mayor parte de los investigadores, este bestiario griego se redactó en Alejandría entre los siglos II y V d.C. Sin embargo, otros sitúan su origen en Siria a lo largo del siglo IV d.C. En cualquier caso, la copia más antigua que se conserva data del siglo VIII d.C., desconociendo la fidelidad que la misma guarda con el original. Sobre esta base del Fisiólogo, los copistas e iluministas medievales añadieron extractos de las Etimologías de San Isidoro y del Hexaemeron entre otros. El resultado fue la multiplicación de “fisiólogos”, unas obras que gozaron de gran popularidad, ya que conseguían satisfacer la innata curiosidad del ser humano por el animal y explicar el mundo real como manifestación del mundo divino.

SIMBOLISMO DE CRISTO EN LOS BESTIARIOS MEDIEVALES
La cultura medieval destaca por el empleo del lenguaje simbólico en todos los aspectos de la vida. Mediante el símbolo el hombre del medievo rinde pleitesía a una realidad superior y mística, Dios. Plantas, flores, animales, cuerpos celestes y un largo etcétera servían para describir el pensamiento divino. Las bestias se ofrecían como modelos para lograr el acercamiento a la gracia de Dios . Dentro de esta Teofanía, Cristo será el principal protagonista, tomando la apariencia de diversos animales que sirven para señalar las virtudes y atributos del hijo de Dios.

BESTIARIO TELÚRICO
El simbolismo de Cristo en el bestiario terreste es abundante, contando con ejemplos cuyas narraciones son extensas y múltiples. Este bestiario recoge además algunos de los emblemas de Cristo más empleados y apreciados por el hombre medieval.
LA PANTERA
La pantera en los bestiarios medievales se presenta como una bestia pacífica e inteligente que luce una piel multicolor. Este animal, tras saciarse de alimento, duerme durante tres días, los mismos que Cristo permaneció en el sepulcro antes de resucitar. Transcurrido ese tiempo, ruge con fuerza desprendiendo un aliento perfumado que atrae y embelesa a todos los animales. Sin embargo, la serpiente y el dragón huyen de ella y se esconden bajo tierra evitando dicho aliento.

La pantera es Cristo y su piel multicolor representa sus infinitas virtudes. El aliento perfumado de la pantera simboliza la palabra del Señor que es difundida a todos los pueblos y rincones del mundo. La serpiente y el dragón significan el Demonio que se esconde y huye con miedo de las palabras de Cristo. La facultad del aliento perfumado de la pantera ya fue referida por autores clásicos como Aristóteles, Eliano o Plinio el Viejo, afirmando que dicho aliento tenía la capacidad de atraer a otros animales. Los autores cristianos van más allá asociándolo al “buen olor de Cristo”, tal como realiza Pierre Picard en su bestiario del siglo XIII.
EL CIERVO
Este animal es uno de los emblemas de Cristo más antiguos. Los naturalistas y poetas clásicos como Plinio el Viejo, Teofastro, Jenofonte, Eliano y otros, presentaron al ciervo como enemigo acérrimo de la serpiente. Marcial y Plutarco, además, afirmaron que el animal hacía salir a las serpientes de sus guaridas con su aliento para devorarlas y adquirir una nueva juventud. Es probable que estos autores traspasaran al ciervo europeo cualidades propias de algunos cérvidos o cápridos orientales, los cuales combaten a las serpientes incluso devorándolas.

A partir del siglo IV, los autores cristianos aprovechan esta cualidad para transformar al ciervo en emblema de Cristo que se opone a la serpiente, símbolo del Demonio. El Fisiólogo cuenta que el mamífero busca un manantial y bebe gran cantidad de agua, para posteriormente, vomitarla en la guarida de la serpiente. Ésta sale de ella, y el ciervo que la está esperando, la mata. Los bestiarios medievales adaptaron este texto, pudiendo incluir la versión de Plutarco, en la que el ciervo exhala su aliento para hacer salir a la serpiente y la devora renovándose o curándose de una enfermedad. El simbolismo de esta historia es evidente, Cristo mediante las aguas de la sabiduría divina expulsa al Demonio y lo destruye.
EL LEÓN
El capítulo del león en los bestiarios suele ser largo y complejo, presentando múltiples peculiaridades. Considerado el rey de las bestias, su simbolismo con Cristo, rey de todos los hombres, era más que evidente. El bestiario de Philippe de Thaün expuso distintos paralelismos entre la anatomía del felino y ciertos atributos divinos. Así, el pecho cuadrado del animal representa la fuerza de Dios, los cuartos traseros delgados muestran que Cristo fue humano a la vez que divino, la cola es la justicia que pende sobre nosotros, la pata muestra que Dios es rápido y las uñas representan la venganza contra los judíos.

Según los bestiarios, el león para atrapar a su presa, traza un círculo en la tierra con su cola, dejando una pequeña abertura en el trazado. El león es Cristo, la bestia es el hombre, la cola es la justicia, el círculo en la tierra es el paraíso y la abertura es el acceso al cielo siempre que hagamos el bien.
Otra peculiaridad de este felino es que la leona pare a los cachorros muertos. El león da vueltas rugiendo, y al tercer día lame y exhala su aliento sobre los leoncitos, consiguiendo que revivan. Por ello, la leona es la Virgen María, el cachorro es Jesús y el rugido, la virtud de dios. La muerte del pequeño león representa la estancia de Jesucristo en el sepulcro durante tres días, tras los cuales acontece la resurrección. Los autores de los bestiarios se basaron en la narración del Fisiólogo, que tomaba como verídica esta historia ya relatada por Aristóteles y Plinio el Viejo.

También recogen la costumbre del león de golpear el suelo con las patas cuando se enfurece. En este caso, la tierra pisoteada es el hombre cuando Cristo, como león, nos castiga. Así mismo, los bestiarios otorgaron al león la capacidad de dormir con los ojos abiertos, representado a Jesucristo velando en la muerte y venciendo a Satanás.
Por último señalaremos una de las peculiaridades más exitosas del león en los bestiarios medievales. Se trata de la capacidad de borrar sus huellas con el rabo mientras huye del cazador. La ocultación de estas huellas simboliza cómo Dios se escondió para engañar al Demonio, encarnándose en secreto para posteriormente morir en la cruz por todos los hombres y volver en majestad al cielo.
EL UNICORNIO
El unicornio, animal fantástico de pequeño tamaño con cuerpo equino, posee un característico cuerno en la frente. Gozó de gran popularidad en todas las antiguas civilizaciones, dotándolo de atributos benéficos. La leyenda de este animal narra que solamente podía ser atrapado por una mujer virgen y pura de corazón y mente. Cuando el unicornio la veía, se acurrucaba en su regazo y dormía. En ese momento de vulnerabilidad, el cazador lo atrapaba o mataba.

El Fisiólogo y los bestiarios medievales recogieron la leyenda con escasas diferencias. El Bestiario Armenio por ejemplo, narra que es la propia doncella la que apresa al animal, llevándoselo a palacio. Sin embargo, todos ellos coinciden en convertir al unicornio en emblema de la encarnación y posterior sacrificio de Cristo. La doncella que se apena con la muerte del animal representa a la Virgen María, mientras que el cazador simboliza al pueblo judío que atrapó al Salvador.
Existe otro atributo del unicornio que recoge el Fisiólogo. Se trata de su capacidad para combatir el veneno. Según la historia, la serpiente acude a los abrevaderos de animales para envenenarlos. Las bestias, que advierten la presencia de la ponzoña no quieren beber de las aguas. Entonces, el unicornio se introduce en el lago, hace la señal de la Cruz con su cuerno y sana las aguas. Los animales ya tranquilos, comienzan a beber de las aguas. La serpiente es el Demonio que quiere destruir el mundo y el unicornio es el Salvador. No debe extrañarnos que el animal emplee su cuerno como elemento mágico sanador, ya que desde tiempos muy remotos se le dotó de propiedades fantásticas, milagrosas y curativas.
LA CABRA
Los naturalistas latinos y griegos como Plinio el Viejo atribuían a la cabra un poder de visión extraordinario. El fisiólogo y los bestiarios medievales tomaron esta creencia y la simbolizaron como la omnisciencia de Cristo, único en la tierra en tener conocimiento de todas las cosas. Por otro lado, bestiarios como el de Pierre Picard consideran que al animal le gusta vivir en lo alto de las montañas, desde donde puede ver a gran distancia, pudiendo distinguir al hombre inofensivo o al cazador. Así, Jesús desde las alturas ve todas nuestras acciones y distingue a los buenos cristianos.

BESTIARIO ACUÁTICO
Pese a que el pez fue uno de los símbolos principales en los inicios del cristianismo, el bestiario acuático no destaca por la abundancia de seres que simbolizan a Jesucristo.
LA OSTRA
Las ostras perlíferas tienen la cualidad de generar perlas en su interior, aspecto que no pasó desapercibido a los cristianos, los cuales vieron en la perfección de este objeto preciosista la propia imagen de Cristo, único santo incólume de pecado y único hombre-dios.

Según el Fisiólogo, las ostras salen del mar al alba y se abren para recibir el rocío del cielo, encerrando entre las dos valvas de su concha los rayos del sol, la luna y las estrellas. De estas luces celestiales nace la perla. El mar que contiene la ostra es el mundo, las dos valvas son el Antiguo y el Nuevo Testamento y la perla es Cristo.
LA HIDRA
La hidra es un animal fantástico que habita en el Nilo y es enemigo natural del cocodrilo. Contando con el precedente griego de la Hidra de Lerna, el Fisiólogo y después sus derivados bestiarios medievales la describieron como una serpiente acuática o un pequeño dragón.

Estos manuscritos narran cómo la hidra, emblema de Cristo, al encontrar dormido al cocodrilo, símbolo del Infierno, se introduce en su boca y entra en el vientre. Entonces, devora las entrañas y sale por el costado trasero del reptil. Tras ello, el cocodrilo muere. Así, Jesucristo bajará a los infiernos y triunfará sobre el Demonio y la muerte.
LA RÉMORA
La rémora es un pequeño pez que tiene la capacidad de adherirse a otros cuerpos u objetos gracias a un disco de succión que posee en la parte dorsal. De esta forma, consigue que otros animales u embarcaciones lo transporten sin hacer el pez ningún esfuerzo. Sin embargo, los autores latinos y griegos como Plinio, Elanio y Suetonio, entre otros, observaron esta capacidad de manera inversa. Para ellos, era la rémora la que movía a su antojo las embarcaciones, pudiendo llegar incluso a pararlas.

El Fisiólogo y los bestiarios medievales vieron en el animal un efecto benefactor, ya que ayudaba a las embarcaciones durante las grandes tormentas. En esta historia el mar representa el mundo, el barco la Iglesia o los hombres, las olas y la tempestad simbolizan las tentaciones que sufre el hombre y la rémora representa a Cristo, el Salvador.