En un artículo anterior vimos qué es un bestiario, y señalamos aquellos animales del mundo telúrico y acuático que simbolizan la figura de Jesucristo. Mediante este artículo de qué curioso… vamos a continuar indagando en este tema, descubriendo los animales del bestiario aéreo que se convirtieron en emblema de Cristo.
BESTIARIO AÉREO
La Ascensión de Jesús a los cielos para reinar a la derecha del Padre, fomentó que se multiplicaran los ejemplos de aves como emblema de Cristo. La capacidad de estos seres alados de sobrevolar la tierra y ver todo desde las alturas, generaba un fácil paralelismo con la figura de Jesús, rey de los Cielos, que nos observa desde lo alto. No obstante, cada ave presentó peculiaridades propias que veremos a continuación.

EL PELÍCANO
Según una leyenda muy antigua, la serpiente subía a los nidos de los pelícanos para asesinar a los polluelos. Los padres, al regresar al nido, encontraban a sus pequeños sin vida y se lamentaban amargamente. Al tercer día, el padre, roto de dolor, se desgarraba el pecho con el pico. La sangre que brotaba de la herida caía sobre los polluelos, haciendo que éstos recobraran la vida.

El Fisiólogo y los bestiarios medievales, adaptaron esta historia a la ideología cristiana. El pelícano es Dios, la serpiente es el Diablo, los polluelos son Adán y Eva, y el nido es el paraíso. La astuta serpiente aprovecha la dirección del viento para escupir veneno, el cual llega hasta los polluelos y los mata. Ello quiere simbolizar el momento en el que Demonio con sus envenenadas palabras hace pecar a la pareja en el paraíso. El pelícano, al ver muertos a sus hijos, roto de dolor, asciende a una nube y se golpea el costado hasta que la sangre brota. Las gotas atraviesan la nube y caen sobre los polluelos que resucitan. Esta parte de la historia simboliza a Dios, que al ver pecar a sus hijos nos envía a Cristo para morir en la cruz. Con este sacrificio, Jesús salva a la humanidad y a través del Espíritu Santo nos da la vida eterna.
En otra versión, eran los propios padres los que daban muerte a los polluelos, tras el rudo ataque que éstos emprendían contra sus progenitores. El simbolismo es evidente, el ser humano al crecer se enfrenta y se rebela contra el Señor, lo que nos condena a la muerte. Al discurrir tres días, en claro paralelismo con la Resurrección de Jesucristo, los polluelos (nosotros) renacen gracias a la sangre del pelícano. De la misma forma, brotó la sangre del costado de Cristo en la cruz, para nuestra redención y vida eterna.
EL ÁGUILA
Si el león es el rey de las bestias terrestres, el águila lo es de las de los cielos. Por ello, su simbolismo con Cristo es obligado. El origen de tal asimilación se encuentra en una historia muy antigua que narraba cómo el águila, en su vejez, quemaba sus plumas y carne al volar hacia el sol. Inmediatamente, acudía al agua viva de una fuente y se zambullía tres veces, recuperando su juventud. El Rey David se inspiró en ella para el Libro de los Salmos, lo que pone de manifiesto su antigüedad.

El fisiólogo y los santos eruditos cristianos vieron en esta historia del águila un claro paralelismo con la resurrección de Cristo y la adaptaron para sus bestiarios. Así, el águila al envejecer se vuelve torpe y le falla la vista, por lo que vuela a lo alto del cielo y se incendia con el calor del sol, quemando sus alas y la nube de sus ojos. Jesús es el águila, rey de los cielos, que renovó su cuerpo al resucitar de entre los muertos al tercer día. El hecho de que el águila pueda volar mirando directamente al sol significa que Cristo ve directamente a Dios, su Padre.
A continuación, el ave se dirige a Oriente, a un manantial con aguas claras y sanas, y se zambulle tres veces, recuperando su juventud. El baño en las aguas es un claro símbolo del bautismo y las tres zambullidas quieren representar la Fórmula Trinitaria “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
EL CARADRIO
Pese a que algunos especialistas consideran que el caradrio era en realidad una alondra, una cacatúa o una rapaz nocturna, la mayor parte de los autores, incluidos los naturalistas griegos y latinos, sostienen que se trata del chorlito real. Sin embargo, las fantasiosas historias que rodearon al pájaro de origen europeo terminaron por tornarlo un ave fantástica.

Según el Fisiólogo, el caradrio es un pájaro blanco que mora en las cortes reales. El ave tiene la cualidad de saber si la persona enferma va a vivir o morir, de tal forma que aparta la mirada si el doliente va a fallecer, o lo mira fijamente a los ojos si va a recuperarse, absorbiendo así la enfermedad. De la misma forma, Jesucristo blanco y sin mácula alguna, cargó con las enfermedades de la Humanidad y las redimió en la Cruz.
EL FÉNIX
El origen de la fábula del ave fénix se encuentra en Asia, en tiempos muy remotos. China, Egipto, Grecia y Roma acogieron la leyenda, convirtiendo al ave en un talismán muy venerado. El aspecto físico del pájaro varía de unas versiones a otras. De color dorado, púrpura, con alas de oro, plata o piedras preciosas, su apariencia se asociaba al lujo y al refinamiento.
Los bestiarios medievales presentaron dos versiones similares de la fábula. La primera de ellas cuenta que el fénix vive en India, y que al cumplir quinientos años acude a Heliópolis a regenerarse, donde un sacerdote le cubre con ramitas en un altar y lo incinera. Al poco tiempo, de entre las cenizas, surge un pequeño gusano que al segundo día se transforma en pajarillo y al tercero en fénix. La otra versión narra que el ave habita en Arabia y presenta el aspecto de un cisne. A los quinientos años prepara una pira, se enfrenta al sol y combustiona por voluntad propia reduciéndose a cenizas. Al tercer día el fénix vuelve a la vida.

El renacimiento del fénix, ofrece una clara semejanza con la muerte y resurrección de Cristo. Este paralelismo va más allá, ya que ambos nacieron al margen de las leyes naturales de la reproducción. El fénix es el único ser de su especie, yJesús es el único hombre nacido sin paternidad terrenal.
LA PALOMA
Desde los comienzos del cristianismo, la paloma se prefiguró como símbolo de Cristo, y sobre todo del Espíritu Santo. El fisiólogo establece que estas aves pueden ser de diversos colores, gobernando aquellas de color rojo sobre el resto. El rojo viene a simbolizar la sangre derramada por Cristo en la cruz para redimir los pecados de los hombres. Así, algunos bestiarios, como el de Cahier, asimilan la paloma roja directamente a la Pasión de Jesucristo.

También dice el Fisiólogo que las palomas gustan del fruto del árbol ambidextro, acudiendo en bandada a vivir en él. El dragón las quiere matar, pero teme a la sombra del árbol, por lo que las acecha sigilosamente. Cuando algún ave abandona el abrigo del árbol y su sombra, el dragón ataca. El árbol representa a Dios, la sombra a Cristo, las palomas a los hombres y el dragón a Satanás.

LA TÓRTOLA
Según el Fisiólogo y los bestiarios medievales, la tórtola huye de las multitudes, buscando parajes que le proporcionen soledad. En ello, los autores de estos manuscritos vieron un claro paralelismo con Cristo, que buscó el retiro y el recogimiento para orar.

Además, el Fisiólogo atribuyó a esta ave la propiedad de ser comunicadora, al igual que Cristo, que de una manera prudente transmite su mensaje evangélico.
LA GOLONDRINA
En general, todas culturas han visto en la golondrina un animal benefactor, siendo considerado un pájaro de luz en el mundo antiguo. Los bestiarios medievales se basaron en una remota fábula para convertir a esta ave en símbolo de Jesucristo. Estos códices narran que los padres ciegan a sus polluelos cuando éstos quieren abandonar el nido de manera precipitada e imprudente. Después les devuelven la vista, y los pequeños comienzan a volar acompañados por sus padres. La golondrina adulta es Cristo, mientras que los polluelos somos los hombres. Así, El Salvador nos quita u otorga la luz del alma y de la inteligencia según nuestras propias necesidades espirituales.

LA CIGÜEÑA
La cigüeña no contó con una tradición representativa relevante durante los primeros siglos del cristianismo. No obstante, el Fisiólogo la incluyó en su texto dándole un carácter benéfico. De esta ave, el manuscrito narra que ama a su nido y a sus polluelos, permaneciendo padre o madre siempre cerca del mismo. Este aspecto sirvió para generar un claro paralelismo con el amor de Cristo por todos los seres, enfatizando el cuidado que nos profesa. Pero el texto va más allá, y crea otra semejanza gracias a la condición migratoria del ave. Así, de la misma forma que la cigüeña abandona u ocupa el nido estacionalmente, Jesucristo renunció a este mundo para volver cuando sea establecido.

Pese a esta visión positiva del Fisiólogo, algunos bestiarios medievales, como el de Philippe de Thaun, la confundieron con el ibis, asociándole connotaciones muy negativas. Otros, sin embargo, la presentaron como enemiga de la serpiente, reforzando su carácter positivo.