En artículos anteriores hemos visto cómo el catastrófico incendio de 1871 favoreció la reconstrucción de la ciudad de Chicago. A su vez, el alto precio del suelo fomentó la construcción en altura, que fue posible gracias a los avances tecnológicos y el empleo de los nuevos materiales. Este contexto facilitó el establecimiento de la denominada Escuela de Chicago.
Arquitectos e ingenieros se afanaron en construir novedosos edificios bajo unas características definitorias comunes. A lo largo de este artículo vamos a dar un paseo por… la arquitectura en altura de Adler y Sullivan, figuras fundamentales de esta escuela que influyeron de manera notable en el desarrollo de la arquitectura norteamericana.

ADLER Y SULLIVAN
En 1881 Dankmar Adler y Louis Sullivan se asociaron para conformar uno de los despachos de arquitectura más admirados de la Escuela de Chicago. La genialidad imaginativa de Sullivan se unió al virtuosismo técnico de Adler, reflejando de forma muy evidente la paridad entre arte y técnica que se vivía en el momento. Sullivan se hizo cargo de los diseños, mientras Adler buscaba las soluciones constructivas y mecánicas y dirigía la oficina. El engranaje funcionaba a la perfección, y permitió una producción muy prolífica.
AUDITORIUM
El auditorio, clímax del sistema estructural de hierro y piedra, fue uno de los edificios más grande y complejo de su tiempo. Estaba destinado a albergar un hotel, un teatro con capacidad de 4.237 espectadores, oficinas y comercios. Su marcada geometría y su poderosa monumentalidad hacen que siga siendo hoy en día uno de los edificios más llamativos de Chicago. El diseño en proyecto, que evolucionó de modelos muy ornamentados a líneas más simples, es sin duda deudor del Marshall Field Store de Henry Hobson Richardson, quien supo incorporar la sinceridad de los nuevos materiales y la racionalidad a los estilos históricos.

Esta influencia richarsoniana es muy evidente en el aspecto exterior del Auditorium, donde un basamento de aparejo rústico ocupa las dos primeras plantas del edificio y un cuerpo de líneas sencillas agrupa las ventanas en bandas verticales que se rematan en arco. La torre cuadrada continúa con el lenguaje desplegado en el cuerpo y se corona con un ático sin cornisa que le dota de una mayor simplicidad. En el momento de su construcción fue el punto más alto de Chicago y se empleó como plataforma de observación.
Este exterior tan austero no refleja la exuberante decoración interior, donde arcos, bóvedas, barandillas y paneles presentan un esmerado ornato. El lobby, vestíbulo y escaleras del hotel lucían un pavimento de mosaico de mármol, un zócalo de ónix mexicano y relieves de yeso dorado que anunciaban el lujo de sus elegantes suites. El gran comedor del hotel, ubicado en la décima planta, continuaba con la suntuosidad desplegada en los interiores del edificio y disfrutaba de unas vistas inmejorables al lago.

La cimentación del edificio se resolvió mediante zapatas corridas de hormigón y zapatas aisladas de forma piramidal reforzadas por vigas y rieles de acero. Para soportar la carga de la torre se utilizó un sistema de losa flotante reforzada con tres capas de vigas en I, dos capas de vigas rieles y dos capas de vigas en madera. Para evitar el temido asiento chicaguense, Adler cargó inicialmente los cimientos con ladrillos que iba retirando según la construcción avanzaba en altura y entraba en carga. Otro problema a solventar fue la construcción del sótano del teatro, ya que se encontraba por debajo del nivel freático. Para impermeabilizar esta planta adecuadamente, Adler dispuso un suelo laminado compuesto de capas alternas de hormigón, asfalto y tela asfáltica.
Estructuralmente, los muros portantes de fábrica contrastan con el complejo sistema estructural de hierro fundido de la bóveda del teatro, el espacio principal del edificio. El grado de sofisticación estructural de este ámbito tuvo continuidad en el diseño de sus instalaciones. Así, Adler logró generar una acústica impecable, gracias sin duda a su previa experiencia en el Music Hall, diseñado una década antes. Además, dotó a este espacio de un sistema de rociadores en techo que expulsaban aire enfriado, convirtiéndolo en el primer teatro del mundo con aire acondicionado.

Pero las innovaciones no terminaron en sus instalaciones, sino que se aplicaron soluciones constructivas que permitieron flexibilizar el complejo espacio de un teatro. Adler generó un sistema de tabiques móviles que permitían compartimentar el espacio de espectáculo para acoger audiencias más reducidas. Los techos del tercio posterior del teatro se abatían mediante bisagras, convirtiéndose en tabiques separadores. Sin embargo, esta sectorización iba en detrimento de la acústica, por lo que tempranamente cayó en desuso. Además, el escenario podía ser levantado en secciones por maquinaria hidráulica, lo que permitía su empleo para usos diferentes. Las innovaciones técnicas se embellecieron con la genialidad decorativa de Sullivan. Pan de oro, marfiles, yeserías, etc. se fusionaron para generar un espacio soberbio, majestuoso y refinado que nos sigue sorprendiendo hoy en día.
COLD STORAGE EXCHANGE
El edificio, ubicado junto al río para favorecer la descarga de material, se muestra, al igual que el Auditorium, influenciado por la arquitectura de Richardson, y fue el almacén más grande del mundo. El proyecto presentaba dos volúmenes gemelos unidos mediante una arcada sobre la vía del ferrocarril.

La mayor innovación del edificio radica en su método de refrigeración mediante gas amoníaco, el Sistema de Absorción, que permitía un efecto máximo a un costo mínimo. Este proceso posibilitaba almacenar la materia prima durante meses, y convirtió a este edificio en un enorme almacén de productos naturales importados de California, Florida, España e Italia. De esta forma ostentó el título de mayor centro de almacenamiento de fruta de los Estados Unidos.
Adler y Sullivan retoman la mampostería para las fachadas, intentando refinarla a través de la pureza geométrica de su volumen. Así, en contraposición con las dos primeras plantas más horadadas, el cuerpo principal se muestra como un gran paralelepípedo de masa sólida al que se le han practicado sutiles ranuras verticales. La cornisa de remate le otorga un carácter de fortaleza al conjunto.
SCHILLER BUILDING
Entre 1891 y 1892, la pareja de arquitectos diseña de nuevo un edificio destinado a albergar un teatro y oficinas. La habilidad ingenieril de Adler se combina con el genio artístico de Sullivan para construir el Schiller Building, destinado a la exhibición de óperas y otros eventos culturales en alemán.
La cimentación se realizó mediante pilotes de madera, cuyas cabezas se unían con grandes vigas de roble que, formando un emparrillado que, sustentaba la gran losa de hormigón. La estructura sobre rasante se compone de un entramado de vigas y pilares de acero que solo se interrumpe en el teatro, donde cerchas, soportes colgantes y nervaduras de hierro sostienen la bóveda segmentada del mismo y las plantas superiores de oficinas.

El edificio presenta una atípica planta en forma de T, donde una torre de 17 pisos se flanqueaba a ambos lados por dos cuerpos de nueve. Otro volumen de catorce pisos de altura comete a la torre en perpendicular. Esta disposición le permitió abrir un mayor número de vanos y lograr espacios más iluminados. Formalmente, las fachadas reflejan la experiencia adquirida en el diseño y construcción del Auditorium y del Wainwright Building de San Luis, y mantienen la estructura tripartita característica de la Escuela de Chicago. La base, rematada con una arcada decorada, recoge la torre y los cuerpos laterales, lo que le otorga de un marcado carácter horizontal que contrasta de manera notable con la poderosa verticalidad de la torre. Los esbeltos pilares ascienden hasta la planta 16 donde se rematan mediante arco de medio punto. El ático presenta una rica decoración, destacando la tracería del cerramiento de terracota y los medallones sobre los pilares que contienen el busto de ilustres personajes alemanes.
El teatro presentaba un espacio controlado e íntimo pese a la magnitud de sus dimensiones, necesarias para el alojamiento de 1.300 espectadores. La bóveda segmentada, procuraba una excelente acústica al lugar y se decoró mediante un sobresaliente trabajo artesanal.

En la década de los sesenta los propietarios del teatro deciden demolerlo. Las protestas públicas llevaron al ayuntamiento a detener los permisos de demolición de la construcción. Tras un enconado litigio, el Tribunal Supremo determinó que el mérito estético, artístico y cultural de un edificio podía obligar a un ayuntamiento a denegar los permisos de derribo. Sin embargo, la corte de apelaciones falló en contra de la ciudad y las labores de demolición se llevaron a cabo. La construcción fue sustituida por un aparcamiento, perdiendo para siempre uno de los excepcionales trabajos de la pareja de arquitectos.
STOCK EXCHANGE BUILDING
El edificio para la bolsa de valores presenta la característica estructura en acero de la Escuela de Chicago. Sin embargo, el entramado de vigas y pilares no contaba con ningún arriostramiento, algo inusual para un edificio de 1893 y trece plantas de altura. El edificio se derribó, restando únicamente su arco de entrada en el Arts Institute of Chicago.

La transmisión de cargas del edificio al terreno se solucionó con distintos sistemas que muestran la evolución técnica del momento. Así, parte de la cimentación se realizó mediante pilotes de madera atados en la cabeza por grandes vigas del mismo material. Sin embargo, los pilares de la parte oeste se recogieron en pilotes de hormigón y el muro poniente se sustentó sobre Chicago Caisson. La idea surgió del ingeniero William Sooy Smith y los detalles constructivos fueron desarrollados por Adler. Con esta solución evitaron que la cimentación del edificio colindante sufriera daños por el efecto de la hinca.

El stock exchange building es el edificio de Adler y Sullivan que mejor muestra la característica estructura tripartita de la Escuela de Chicago. Así, una base de terracota rojiza recoge la tres primeras plantas que alternan pilares y ventanales. El ritmo, únicamente se interrumpe por un gran arco que sirve para acceder al interior del edificio. El cuerpo central, revestido en terracota blanca, alterna ventanas tipo Chicago con bow window que favorecen la verticalidad. El edificio se remata por un mirador columnado y la característica cornisa. Sullivan aplica una fina decoración a la base y el ático, quedando el cuerpo central libre de la misma. El ornato de Sullivan brilla también en el interior del edificio, donde el ascensor, muestra un trabajo de rejería sobresaliente. Un panel se conserva en el Art Institute of Chicago.

El mismo año en que se construyó este edificio, una fuerte crisis azotó la construcción norteamericana. El estudio de Adler y Sullivan se vio afectado por la misma y diversas razones llevaron a la disolución de la sociedad. Ambos continuarían sus carreras por separado, pero volverían a reunirse en Chicago para la construcción del que sería su último gran proyecto en altura. Todo ello se verá en un próximo artículo.