En este artículos continuaremos con el análisis del proceso constructivo del Coliseo de Roma, analizando la construcción sobre rasante del mismo. Vamos a dar un paseo por… el anfiteatro más magnífico jamás construido, analizando su estructura, instalaciones, acabados y medios auxiliares para llevar todo ello a cabo.

El anfiteatro es una tipología arquitectónica de origen romano, diseñada para albergar la lucha de gladiadores y fieras, así como otros espectáculos. Un gran graderío de planta ovalada, denominado cávea, rodea otro espacio concéntrico, denominado arena, en el que se desarrollan los espectáculos. La familiaridad con la que visionamos el Coliseo nos aleja de comprender que nos encontramos ante el edificio más complejo a nivel estructural y constructivo de toda la Antigüedad.
El Coliseo explotó al máximo las posibilidades constructivas del arco y la bóveda, generando un esqueleto perfecto para la distribución del peso del edificio y la transmisión de las cargas hasta la cimentación.
ESTRUCTURA PORTANTE DE MUROS Y PILARES
La planta del Coliseo se compone de ochenta radios, que en planta baja, se conforman de siete pilares y cinco ambulacro, tal como puede observarse en la siguiente sección, la cual iremos analizando a continuación.

Antes de ello, nos detendremos un instante para establecer la distribución funcional del edificio. El anfiteatro era una tipología arquitectónica en la que todos sus espacios se encontraban perfectamente segregados socialmente. Tal como observamos en la sección de la imagen, la cavea se dividía en cuatro partes fundamentales en función del rango social. Así, en el podium, la zona del graderío más cercana a la arena se situaba la élite senatorial, en el maenianum primun se ubicaban los aristócratas, en el maenianum secundum imum los ciudadanos ricos y en el maenianum secundum summum los ciudadanos pobres. Toda una serie de ambulacro anulares, pasos radiales, vomitorios y escaleras, permitían llegar al asiento asignado rápidamente, siendo el recorrido más rápido y cómodo cuanto mayor era el rango social.
Esta segregación social tiene su paralelismo en la estructura del edificio, y es que los materiales empleados en su construcción también seguían un cierto criterio jerárquico. Pese a que el empleo del hormigón romano junto con el ladrillo era ya mayoritario en el Imperio, para la construcción del coliseo fue prioritario el empleo de la piedra, quizás como medida prudente frente a las importantes cargas generadas en el edificio, lo que iría en línea con la ejecución de su extraordinaria cimentación. De esta forma, vemos cómo en la planta baja predomina la piedra colocada a hueso, exceptuando la zona que soporta el podium y el maenianum primun, que por al soportar menos carga se realizaró mediante ladrillo y hormigón. Este mismo criterio se empleó en los siguientes niveles, hasta llegar al cuarto que se realizó casi en su totalidad en ladrillo y hormigón debido a su menor exigencia estructural.

Expuesto el funcionamiento estructural general del edificio, nos dispondremos a relatar el proceso constructivo del nivel 1. Lo más probable es que se comenzaran a levantar los pilares y muros radialmente, completando secciones, para avanzar anularmente con la siguiente sección. Muros y pilares se elevarían hasta el arranque de los arcos, que posteriormente se cimbrarían para realizar los arcos y bóvedas.
El hecho de que la arena se construyese con posterioridad, pudo permitir instalar grúas tanto al interior como al exterior, así como montar talleres y acopiar materiales a ambos lados. Esto nos permite hipotizar que el trabajo se pudo realizar en dos direcciones a la vez, desde el centro de la sección hacia la fachada exterior y hacia la arena.
Para la realización de los pilares se emplearon las técnicas tradicionales de labra, izado, colocación y grapado. En aquellos pilares de sección compuesta se emplearon plantillas en madera que permitían dibujar cada hilada. Una vez tallada la pieza se izaba con grúa y se colocaba en su lugar por los operarios, corrigiendo imperfecciones mediante el cincel. Posteriormente, se comprobaba la planitud de la superficie, se aplomaba comprobando la verticalidad y se cajeaba para instalar las grapas de plomo y hierro.

A la vez se levantaban los muros de ladrillo y hormigón entre el pilar 7 y la arena. A ambos lados del muro se levantaba el andamio, el cual se componía de almojayas (maderos transversales que atravesaban el muro) y pies derechos verticales. Posteriormente se instalaban unas tablas en posición horizontal que permitía generar una plataforma de trabajo. A continuación se colocaban las almojayas del siguiente nivel, lo que permitía colocar poleas para subir material y mantener plomadas para garantizar la verticalidad del muro.

Con el andamio perfectamente instalado se procedía a realizar el muro. Así, se instalaba una hilera completa de ladrillos cogidos con mortero. Los ladrillos eran bessales partidos en dos por la diagonal, resultando piezas triangulares que favorecían el agarre del hormigón. A continuación se colocaría una segunda hilada de ladrillos y así sucesivamente hasta llegar a la siguiente almojaya. En ese momento se procedía al vertido del hormigón por tongadas mezclando y apisonando una capa de mortero y otra de cascotes. Por último, se colocaba una hilera de atado de ladrillos cuadrados bipedales en todo el ancho del muro. Probablemente estas hiladas favorecían el correcto fraguado del hormigón, evitando asientos indeseados durante el mismo, a la vez que servían de guías durante la ejecución del muro.

BÓVEDAS
Con los pilares y los muros del nivel 1 ejecutados se procedería a la ejecución de las bóvedas de hormigón, las cuales aunque existentes en gran número, no presentan dificultades técnicas particulares. Para comprender el proceso constructivo de la construcción de estas bóvedas nos serviremos de una ilustración de Viollet-Le-Duc, la cual es muy ilustrativa del sistema.

Lo primero que se instalaban eran las cimbras, estructuras de madera semicirculares en celosía, que se colocaban a intervalos regulares. Perpendicularmente a estas celosías y apoyando en las mismas se instalaba el tablero de madera. Sobre el tablero se realizaban nervaduras de ladrillo con mortero. Opcionalmente se podía colocar roscas de ladrillo a panderete en toda la superficie del tablero para favorecer el descimbrado, aunque en el caso del Coliseo no fueron colocadas estas roscas. Por último se procedía al hormigonado de la bóveda aplicando capas horizontales de mortero y cascote. En la siguiente imagen vemos cómo se aplicó este método constructivo en las bóvedas de los anillos exteriores del anfiteatro. Sin embargo, en otras bóvedas se prescindió de las nervaduras de ladrillo.

Las bóvedas que sujetan los graderíos, como la de la imagen se construyeron desde el punto más bajo hacia el más alto comprobando los niveles continuamente. Las gradas de bloques de mármol biselados se replanteaban desde la línea que limita la arena y se colocaban con grúa.
En este punto dos niveles de gradas habrían finalizado su construcción, el podium y el maenianum primun, alcanzando la plataforma base del nivel 2. A partir de este momento se procedería de la misma forma que en el nivel 1, con la dificultad añadida del izado hasta la planta de los materiales y los medios auxiliares como andamios y grúas. El resto de plantas seguiría el mismo proceso constructivo. En la imagen siguiente podemos ver una reconstrucción del proceso constructivo del Coliseo, con las cimbras, los andamios, grúas y medios auxiliares necesarios.

CARPINTERÍA
Pese a que los elementos de madera del edificio no se han conservado, los trabajos de carpintería fueron fundamentales en la ejecución del Coliseo. El graderío superior del maenianum secundum summum, tal como podemos apreciar en la sección de la cavea, se realizó en madera, probablemente para aligerar el peso de la estructura en la planta superior. Los armeros carpinteros probablemente realizaron esta estructura mediante pies derechos y diagonales rigidizadoras que permitían sujetar el tablero con los asientos de las gradas. La cavea se remataba con el velarium, 250 mástiles de madera se apoyaban en las ménsulas superiores de la fachada y sujetaban el sistema de cuerdas que permitía extender la tela de lino para dar sombra a los espectadores. Se desconoce el método exacto empleado para accionar el velario, pero existe consenso común en que se accionaban por sectores independientes a través de un sistema de poleas, probablemente desde el suelo, debido al peso de la tela.
Por otro lado, la zona subterránea de la arena se cubrió de un forjado de madera sobre el que se realizaban los espectáculos. Este forjado contaba con varias trampillas y accesos para bestias o elementos del espectáculo. Además, la zona subterránea se dotó de plataformas de madera y otros ingenios que permitían dinamizar el espectáculo.

Pero los trabajos de carpintería no se reducían a las partidas de madera ejecutables, sino que eran absolutamente necesarios para la construcción de los medios auxiliares. Cimbras, grúas, andamiajes y otras estructuras se levantaban provisionalmente para permitir la ejecución de elementos constructivos como bóvedas, pilares, muros…
Pese a que Vitruvio en su tratado de arquitectura se extiende en la exposición de las diferentes maderas que pueden ser empleadas para carpintería de armar, no nos deja muchas pistas sobre el ensamblaje o uniones de piezas. No obstante, sabemos que los romanos aunque usaban colas y realizaban clavazón de grapas y lañas en la uniones, preferían ejecutar el ensamblaje sin elementos auxiliares. El uso de clavos y bridas no sustituía el ensamblaje, sino que lo reforzaba. Además, utilizaban el cepillo de carpintero, las gubias, las azuelas, los formones, las tenazas y los martillos.
INSTALACIONES
El suministro de agua al Coliseo se realizó con tuberías de plomo y las redes discurrían primero horizontalmente a nivel de la cimentación, para posteriormente convertidas en montantes, discurrir ocultas por diferentes huecos previstos para el trazado hidráulico. Para facilitar las reparaciones y evitar grandes daños en caso de rotura de alguna tubería, éstas se fijaban a los muros interiores de la canalización del saneamiento de aguas pluviales. Esta solución también fue empleada en la termas de Caracalla, donde el estudio hidráulico era fundamental en el proyecto.
El agua se suministraba hasta el nivel 3 del anfiteatro y daba servicio a un gran número de fuentes que se distribuían por todo el edificio en las tres primeras plantas. Según recientes investigaciones, el nivel 1 contaba con 28 fuentes, el nivel 2 con 56 y el nivel 3 con 76. Además, se instalaron letrinas destinadas a la élite senatorial entre el ambulacro 4 y el ambulacro 5 del nivel 1 y letrinas para el resto de espectadores en varias zonas del nivel 2.
Tanto las fuentes como las letrinas necesitaban evacuar las aguas sucias, cuya tubería discurrían habitualmente por entrantes labrados en la superficie de los muros y los pilares, donde eran perfectamente accesibles para las reparaciones y mantenimiento. Únicamente al atravesar las bóvedas quedaban empotradas e inaccesibles.
REVESTIMIENTOS Y ACABADOS
Con la estructura del anfiteatro finalizada, llegaba el momento de embellecer el edificio mediante sus revestimientos y acabados. Estucos, pinturas, mosaicos, estatuas… se fusionaban con la propia estructura del edificio. Desgraciadamente a día de hoy, apenas han llegado vestigios de los acabados y revestimientos del anfiteatro, aunque su ausencia no resta grandeza al mismo. Según algunos investigadores los ambulacros se encontraban estucados en colores blancos, rojos, azules, verdes y ocres. Además, para la decoración de la fachada con superposición de órdenes, se emplearon estatuas que se colocaron en las arquerías de la fachada del nivel 2 y nivel 3.
Investigaciones recientes encontraron un túnel denominado Passaggio di Commodo, en honor al emperador que lo hizo construir. Dicho pasaje conecta el palacio imperial directamente con el anfiteatro y conserva parte de su decoración. Frescos, mosaicos y mármoles dotaban al espacio de grandeza y una serie de lucernarios permitían iluminar el espacio.
La decoración pone en evidencia un aspecto del edificio mencionado anteriormente y es su segregación social. Sin duda sería en los revestimientos y acabados donde esta segregación sería más evidente y es que seguramente las letrinas senatoriales presentarían una decoración mucho más esmerada que el resto de letrinas del anfiteatro. Mediante la decoración se evidenciaba la clase social, aspecto evidente en el Coliseo de Roma.

Espero que el lector haya disfrutado visualizando el proceso proyectual y constructivo de esta obra maestra de la arquitectura romana y haya comprendido la complejidad de un edificio que nos es tan familiar. No obstante, son muchos los interrogantes a día de hoy que tenemos sobre la construcción del Coliseo y en ocasiones me he servido de hipótesis y no de hechos, las cuales a mi entender entran dentro de la lógica constructiva.