Corita Kent fue una artista estadounidense que destacó por la producción de serigrafías con un lenguaje basado en el Pop Art. Aparte de sus más de 700 serigrafías, realizó proyectos de arte público, happenings, campañas publicitarias, escribió libros, produjo películas y se empleó en una importante labor pedagógica en el departamento de arte del Inmaculate Heart College de Los Ángeles. A lo largo de este artículo, vamos a mirar… la obra de esta artista norteamericana, centrándonos en sus primeras etapas creativas ejercidas en la universidad.
CORITA KENT Y EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
En 1936, Corita Kent ingresó en la orden religiosa del Inmaculado Corazón de María, graduándose unos años más tarde en la universidad que dicha hermandad regentaba en Los Ángeles. Este college se configuró como digno heredero de la progresista comunidad fundada en el siglo XIX en España, y se convirtió durante el siglo siguiente en un centro de enseñanza muy influyente en California.
Sister Corita impartió la enseñanza en el Inmaculate Heart College desde 1947 hasta 1968, desarrollando innovadores programas en el departamento de arte de la facultad. Kent hizo que esta disciplina calara en el espíritu académico de la universidad. Promovió numerosos eventos fuera del aula, como la fiesta anual del Día de María, en la que el arte transformó un acto formal y aburrido en una celebración colorida de la paz y el amor.

Durante su estadía en el Immaculate Heart College, produjo la mayor parte de sus impresiones en el taller de la propia universidad. Kent contó, además, con la ayuda de otras monjas, estudiantes y voluntarios, lo que le permitió generar una producción en masa similar a la de una fábrica.
LA FUERZA DEL ICONO
A comienzos de los años 50, Corita comenzó a emplear la serigrafía. Esta técnica pictórica se iba a convertir en la gran protagonista de su carrera artística.
Los primeros trabajos de esta década presentan una fuerte influencia del expresionismo abstracto y del arte bizantino. Las composiciones tienden a presentar una estructura tradicional en la que los personajes toman iconografías cristianas claramente reconocibles, tales como la Virgen sedente con el Niño, la Pietá o el Cristo crucificado. Sin embargo, el resultado final de estas serigrafías están muy lejos de ser tradicional. Así, distintas capas de tonalidades oscuras se superponen con manchas de colores vibrantes, generando figuras irregulares y simplificadas.

A mediados de la década de los cincuenta, Corita Kent comienza a combinar breves textos con la imagen. De esta forma, abre un camino que encontrará su clímax en la década siguiente, cuando el texto se presenta como verdadero protagonista de la obra. Estas primeras obras se establecen como bisagras entre un arte abstracto y figurativo de carácter religioso y un arte tipográfico con un fuerte mensaje cristiano.

LA SERIGRAFÍA, TÉCNICA ELEGIDA POR KENT
La serigrafía, técnica de origen chino, vive un fuerte impulso en el arte occidental a partir de la década de los cuarenta, convirtiéndose en la técnica estrella para el desarrollo del Pop Art.
La estampación de esta técnica presenta una matriz fina compuesta por un tejido que permite el paso de la tinta. Así, el dibujo o boceto se plasma en un papel que se coloca bajo el telar. El artista realiza el diseño mediante materiales impermeables que impiden el paso de la tinta por la matriz. A continuación, se extiende el color, generalmente mediante espátula. La tinta se cuela por las zonas libres de protección, dejando una mancha sólida y plana que potencia la bidimensionalidad. Los diferentes colores se estampan utilizando plantillas o diseños distintos.

Corita Kent empleaba la serigrafía en positivo o negativo. Para la técnica en positivo, utilizaba diapositivas de fotos de anuncios y las proyectaba en la pared ajustándolas al tamaño deseado. A continuación, calcaba dicho diseño en un papel o cartulina que después recortaba. Esta plantilla se colocaba sobre el telar, bajo el cual se encontraba el soporte que iba a recibir la estampación. Así, mediante una espátula, Kent extendía el color escogido que se filtraba por el tamiz. Repetía esta operación tantas veces como fuera necesaria para la obtención del diseño final. Era muy común que Corita girara o doblara las plantillas para otorgar cierto movimiento o tridimensionalidad a sus textos.

La técnica en negativo de Corita presenta un proceso diferente. Así, la norteamericana, mediante un lápiz óptico o un bolígrafo, dibujaba directamente sobre la matriz. Cuando esta tinta se secaba, quedaba una capa impermeable que bloqueaba su paso al soporte definitivo.
En coherencia con su pensamiento cristiano, Kent dispuso precios económicos para su obra, de tal forma que fuese accesible a cualquier persona. Y en este aspecto, la serigrafía iba a ser una gran aliada, ya que es una técnica mecánica y sencilla que permite reutilizar varias veces las mismas plantillas. En cierta manera, esta técnica pictórica se puede asimilar ideológicamente a la multiplicación de los panes y los peces, temática muy recurrente en la obra de Kent.

En la misma línea de búsqueda de economía se encuentra la elección de sus soportes. Al comienzo, Kent empleó papel de arroz, pero descubrió en el Pellon un tejido idóneo para sus estampaciones que, además, era más económico. Como añadidura, la pintura quedaba más brillante y nítida, efecto buscado por la artista.
EL ARTE POP COMO VEHÍCULO DE SU MENSAJE CRISTIANO
El contexto histórico de los años sesenta influyó notablemente en la evolución del arte de Corita Kent. Esta década discurrió de manera convulsa en Estados Unidos. Los conflictos armados, los atentados contra líderes políticos, la tendencia a alejarse de una educación tradicional, las protestas de la ciudadanía y el movimiento hippie generaron un contexto social único.
A ello se debe añadir que, en 1962, comenzó a celebrarse el Concilio Vaticano II, donde una parte importante del clero pretendía revitalizar el catolicismo y renovar la liturgia, adaptándolos a la vida moderna. Muchas de las ideas progresistas planteadas en el Concilio, fueron recogidas con entusiasmo por las hermanas del Inmaculado Corazón de María, impulsando diferentes iniciativas artísticas. La obra de Kent se envolvió de este progresismo. La palabra se vuelve protagonista, no solamente a nivel formal, sino también a nivel ideológico, revistiéndose de un mensaje cristiano cargado de modernidad.

En la obra “El tomate más jugoso de todos”, Corita Kent realiza un retrato de la Virgen que nada tiene que ver con su anterior obra figurativa. La creación iconoclasta presenta la palabra TOMATO como protagonista de la escena, ocupando la mayor parte del espacio del cuadro. Con una tipografía más reducida, Corita introduce un texto en el que incluye la frase “María Madre es el tomate más jugoso de todos”. De manera consciente o inconsciente, Sister Corita ha revolucionado la representación de la Virgen María en el arte, no solamente abandonando su figuración, sino tomando un elemento cotidiano y accesible por todos para simbolizarla. Además, al comparar a la Virgen con un objeto comestible, Corita expone claramente el debate del hambre en el mundo, tema abordado con énfasis en el Concilio Vaticano II. La arquidiócesis de Los Ángeles, de miras mucho más conservadoras, se escandalizó ante tal simbolismo, comenzado a cuestionar algunos proyectos del college y a las hermanas que lo integraban, especialmente a Corita.
Pero es más, para Corita la religión se puede encontrar en cualquier parte. Para ello, toma elementos de la vida cotidianos, objetos del consumismo, y los sacraliza y llena de un mensaje cristiano. En el caso de la obra “El tomate más jugoso de todos”, Kent toma la frase de un eslogan publicitario de la salsa de tomate de El Monte.
Corita iba a encontrar en el Pop Art el vehículo perfecto para el desarrollo de este arte. Pero a diferencia de otros artistas Pop, que exponen el objeto en sí, Kent lo dota de un contenido y significado nuevo. Su apropiación de la cotidianidad para representar un mundo sacro, facilitó que la predicación del Evangelio se adaptara al contexto social de los años sesenta norteamericanos, haciéndose más efectiva. Es decir, recoge el arte pop y lo adapta a su compromiso religioso y social.

Esto mismo lo aplica en muchas de sus obras como “Pan Enriquecido”, donde se apropia del logo de la marca de pan Wonder Bread para simbolizar la transubstanciación. Los colores de la bandera de Estados Unidos componen esta obra en la que se incluyen dos textos. En uno de ellos, la esposa de un minero de Kentucky sostiene lo horrible que es que tus hijos tengan hambre y no puedas darles de comer. En la otra, el pacifista Gandhi, afirma que existe tanta gente hambrienta que Dios solamente puede aparecerse en forma de pan. Kent ahonda de nuevo en el problema del hambre, tema constante en su obra, a la vez que sostiene que Dios puede estar en todas partes y ser accesible.
LA PALABRA COMO PROTAGONISTA DE LA OBRA
Las palabras y frases son los elementos principales de las composiciones de Kent. A menudo el texto se acompaña de formas abstractas o logotipos de productos que hacen más fácil transmitir el mensaje cristiano al espectador. La temática empleada durante este tiempo se centra fundamentalmente en la pobreza, el materialismo, la degradación ambiental, la desigualdad, la injusticia social y la guerra.

Durante décadas, los fabricantes habían empleado la serigrafía para la publicidad, la cartelería y el embalaje. Corita, al igual que otros artistas pop, toma esta técnica para el desarrollo de su arte y su transmisión a gran escala. Sus grabados, desde 1964 hasta 1967, combinan típicamente dos registros lingüísticos. El primero es extraído de la cultura de consumo de masas, consistiendo en eslóganes o anuncios. El segundo proviene de la literatura, la filosofía, la teología, las escrituras, la música… Los eslóganes dominan el espacio de la obra con textos de mayor escala e importancia, mientras que el texto que versa sobre filosofía, ética o religión, presentan una menor escala y una mayor extensión. Este segundo texto se relaciona directamente con el primero invirtiendo su significado.
En sus manos, la publicidad de masas se transformó en un mensaje cristiano. Así lo hace en “Handle with care! See the man who can save you the most”, donde toma un eslogan de la marca de automóviles Chevrolet e invierte su mensaje refiriéndose a Cristo como salvador de la Humanidad. Igualmente, yuxtapuso la etiqueta de Coca-Cola “Las cosas van mejor con . . .” con una cita del padre Daniel Berrigan sobre la importancia de la paz y el amor. De esta forma, espiritualiza frases totalmente arraigadas en la mente colectiva y actualiza el cristianismo en su presente.

Es curioso ver cómo Corita devolvió el carácter sacro a algunos de estos eslóganes, los cuales habían sido tomados con anterioridad de las Sagradas Escrituras. Durante los años cincuenta, fue muy común que la publicidad estadounidense se apropiara de textos de las sagradas Escrituras para generar frases con gancho que calaran fácilmente en las masas y los compradores. Corita, al invertir el mensaje de estos anuncios, los dota de nuevo de sacralidad. Eso sí, de una forma completamente renovada.
El reconocimiento de Corita era ya un hecho, y numerosas personalidades como Alfred Hitchcock, John Cage, Saul Bass o el matrimonio Eames mantuvieron relación en mayor o menor medida con la artista. Durante la segunda mitad de los años sesenta, su obra evoluciona encaminándose a una mayor reivindicación social, tal como veremos en un próximo artículo.