El arte popular ocupa un capítulo fundamental en el desarrollo del patrimonio artístico del subcontinente indio. Su tradición artesanal, originada ancestralmente, colaboró en la conformación de esta civilización y condicionó las denominadas artes mayores. Dentro de este arte, el papel de la mujer es fundamental, al desplegar en el ámbito doméstico toda una serie de manifestaciones artísticas de gran riqueza. Vamos a mirar… estas creaciones ejecutadas por las mujeres más olvidadas de India, obras no remuneradas hasta tiempos recientes, de gran belleza e inusual fuerza e intensidad.

DHŪLI CITRA
Cada mañana, numerosas mujeres anónimas indias realizan los dhūli citra, diagramas mágicos generados con pasta de arroz que se ubican en la entrada de las casas. Mediante este gesto pretenden dotar al hogar de protección y prosperidad, dando la bienvenida a la diosa de la abundancia Laksmī.
A lo largo del día, las pisadas de los hombres, la acción de los animales y los elementos naturales como el viento y la lluvia, irán borrando poco a poco el diseño, que será será renovado a la mañana siguiente. Este arte efímero alude a la concepción india de universo circular, en el cual todo retorna a su punto de origen. Un interminable proceso de creación, preservación y destrucción, que se repite continuamente. Igualmente, el pensamiento indio de respeto por la naturaleza queda muy presente en este tipo de creación artística. Así, el hecho de que los dhūli citra sirvan de alimento a los pájaros, insectos y otros pequeños seres vivos, fomenta el principio de no agresión entre el hombre y la naturaleza.

Este arte está directamente relacionado con los yantras del tantrismo. El dibujo se realiza con pasta de arroz aplicándola con los dedos, y puede ser coloreada mediante polvos naturales o sintéticos. Los dhūli citra recibien diferentes nombres dependiendo de la región en la que se practique. Así, destacan el kolam del sur de India, las rangoli en Maharastra y los ālipanā de Bengala.
Los diseños varían enormemente, aunque es muy común que se realicen mediante la repetición de patrones geométricos y matemáticos asociados al paso del tiempo, acontecimientos de la vida relevantes (nacimientos, matrimonios y fallecimientos) y ritos relacionados con la agricultura, destacando los diseños florales o mandalas.
Este arte se transmitía de madres a hijas a través de las generaciones, llegando hasta nuestros días. Las actuales redes sociales han permitido su difusión internacional introduciéndolo como una faceta más del arte contemporáneo indio.
LA PINTURA MURAL
Al igual que el arte de los dhūli citra, la pintura mural tiene un marcado carácter simbólico y protector del hogar. La vivienda india es el centro de la vida familiar, en el que se origina la identidad de los habitantes de la misma. El hogar se presenta como el útero materno, y su cuidado es un homenaje a la diosa Madre como creadora de vida. Pintar los muros de la vivienda supone venerar y bendecir a la diosa, la cual protegerá a sus moradores. Esta tradición transmitida de madres a hijas ha llegado hasta nuestros días de diferentes maneras, entre las que destaca la pintura warli y la pintura madhubani.
PINTURA WARLI
La temática de estas pinturas gira fundamentalmente en torno a ritos de la cosecha, ya que la agricultura es la principal fuente de vida de esta comunidad tribal. También se basa en acontecimientos relevantes de la vida como los matrimonios, nacimientos o defunciones. Las lluvias anuales del monzón borran estos diseños, que son a continuación renovados en un ciclo sin fin en armonía con la concepción de universo circular. El clima monzónico ha condicionado enormemente el pensamiento indio y extensivamente sus manifestaciones plásticas. Tras la época seca del año llega el monzón, trayendo las lluvias que alivian y facilitan la eclosión de la vida. Este ciclo se repite anualmente y marca los tiempos y costumbres indios.

Como soporte de estas pinturas se emplea barro o excremento de animal, extendiendo una capa sobre los muros de adobe de la propia casa, para posteriormente pintar sobre su superficie con una pasta, resultado de mezclar agua con arroz triturado y goma de mascar como aglutinante. Esta pasta se extiende sobre el soporte generalmente con los dedos o con una vara de bambú masticada a modo de pincel. Los diseños se componen de figuras geométricas básicas como el círculo, el triángulo, el cuadrado y el rectángulo.
El éxito que obtuvo una exposición de pintura warli en Bombay y posteriormente en Estados Unidos, provocó que ésta comenzara a comercializarse. Este hecho que trajo aspectos positivos para la comunidad tribal también conllevó que algunas de estas mujeres dejaran de pintar. Nuevos materiales y soportes permitieron su difusión y comercialización, suponiendo una fuente importante de ingresos a comunidades que en ocasiones están sumidas en la pobreza. Sin embargo, el papel de las mujeres fue a veces relegado y sustituido. Estas creaciones femeninas, colectivas, anónimas y no remuneradas se convirtieron en un arte firmado por hombres renumerado.

PINTURA DE MADHUBANI
La tradición considera que el origen de esta pintura se encuentra en los desposorios de la princesa Sita y el príncipe Rama, cuyo relato se recoge en el Ramayana, texto épico y sagrado que se remonta al siglo III a.C. Dicho relato cuenta que el rey Janaka ordenó decorar los muros de la ciudad con pinturas para homenajear el casamiento de su hija Sita de Mithila y el príncipe Rama, el cual fue el único en superar la prueba impuesta por el rey para obtener el favor de la princesa. La temática de la pintura Madhubani gira por lo tanto, en torno al tema del amor y la fertilidad, aspectos ligados al matrimonio. Generalmente se representan deidades hindúes y episodios de sus escrituras sagradas. Por ello, es común que la pintura se realice en la estancia nupcial, así como en las estancias destinadas a la oración.

Las mujeres han sido las encargadas de realizar esta pintura mural, invocando previamente a la diosa mediante una oración para obtener el favor de la misma, y posteriormente honrarla mediante la realización del mural. El carácter personal y no remunerado de estas creaciones las dota de gran intimidad.
Una de sus características más relevantes es el empleo explosivo del color. Las pinturas de madhubani presentan un vibrante colorido plano que llena todo el soporte, empleando tradicionalmente pigmentos naturales obtenidos del entorno. Así, el azul se extraía del índigo, el rojo de la flor de kusum, el amarillo del cúrcuma y la leche de Banyan, el naranja de la flor de palas, el verde de la hoja del árbol de madera manzana, el negro de una mezcla de tizne y el blanco de pasta de arroz. La pintura se extendía con los dedos o con varas de bambú y algodones.
Durante la década de los sesenta esta pintura comenzó a comercializarse, para lo que se introdujeron nuevos soportes como el papel, el lienzo o la tela. Su éxito provocó una fuerte demanda que repercutió notablemente en la región. Numerosas personas se dedican ahora a la realización de dicha pintura para satisfacer la demanda del mercado.
LOS TEJIDOS
No puede faltar en este artículo la artesanía textil, la cual ha quedado restringida como norma general al colectivo femenino. La vastedad y la heterogeneidad de India es extensible a sus tejidos. Las sedas, las muselinas, los bordados, los brocados y un sinfín de formas textiles han sido elaborados desde la Antigüedad llegando a un grado de perfección difícilmente superable. Las famosas pashminas de Cachemira son solamente un ejemplo de la calidad textil del subcontinente indio.
En Bangladesh y la región de Bengala, destaca la realización de colchas mediante un tipo de bordado denominado kantha. Las mujeres reconvierten antiguas prendas de ropa como saris o kurtas en colchas cosiendo entre sí diferentes piezas y bordándolas mediante puntadas simples. A su vez, las mujeres musulmanas emplean habitualmente las piezas resultantes para cubrir tumbas de Santos o para las mezquitas.

El bordado Sujani de Bihar presenta características muy similares, empleando también ropa vieja para la elaboración de colchas que se decoran con bordados de puntadas sencillas, narrando historias o acontecimientos importantes de la comunidad. Los orígenes de la manufactura de esta colcha se remontan al siglo XVIII y su destino era cubrir a los recién nacidos. Por ello es habitual que las mujeres encinta borden estas colchas para sus futuros bebés. La temática gira en torno a la fertilidad y la protección, abundando la presencia de soles y nubes en sus diseños que simbolizan la creación de vida, así como diferentes animales sagrados o míticos, en símbolo de la protección contra el mal y atracción de las bendiciones de los dioses. En la actualidad, las mujeres que comercializan estos textiles han añadido una temática que reivindica el papel de la mujer en la sociedad actual y denuncia los abusos a los que se ve sometida.
También debemos destacar el chikantari, cuyos orígenes se remontan al siglo III a.C. Esta finísima y exquisita técnica de bordado se realizaba originariamente con hilo blanco sobre tela blanca, empleándose comúnmente patrones de flores. Los tejidos bases podían ser muselinas, sedas, organzas u otros tipos textiles. En la actualidad, se emplean tejidos en color, así como hilos de colores y adornos para incluir en las prendas resultantes.
Por otro lado, la tribu de los lamban destaca en la realización de un tipo de bordado denominado lepo, el cual consiste en coser pequeñas piezas de espejo, cristal, cuentas decorativas y monedas en la ropa, generando atuendos de gran belleza.

Existen otras numerosas técnicas textiles, como los estampados tipo batik, los patolā de Gujarat y Rajastán, los phulka de Punjab, la técnica Block printing mediante el estampado de tampones de madera sobre telas, y muchos otros. Los colores y materiales de los diferentes tejidos dependerán de la disponibilidad de la zona en la que se desarrollan y las tradiciones que envuelven a la sociedad que la cohabita.
La temática de cada uno de ellos es generalmente simbólica y en numerosos casos el paso del tiempo ha borrado el sentido primigenio que los imbuía. El empleo del color como norma general no es aleatorio, estando cada color asociado a un estado de ánimo.
Además de las manifestaciones artísticas desarrolladas en este artículo, existen otras en las que la mujer tiene un papel creativo fundamental, tales como los trabajos en marfiles, metal, joyas, juguetes y otros. Todo este arte de mujeres, transmitido de madres a hijas ha generado un riquísimo patrimonio cultural e inmaterial de una fuerza y una energía desbordantes. Creaciones de gran belleza y equilibrio que no están ceñidas a órdenes o restricciones.