En esta ocasión en qué curioso… indagaremos sobre la figura de una relevante mujer del Antiguo Egipto y su enterramiento en la Necrópolis de Guiza. Un fascinante misterio de la antigüedad que nos llega de la mano de esta mujer, hija, esposa y madre de reyes, y quizás… ¿faraona?.
EL DESCUBRIMIENTO
En 1932, el egiptólogo Selim Hassan, halló en la Necrópolis de Guiza la tumba de la reina Jentkaus I. Durante ese año y el siguiente realizó las excavaciones de su sorprendente hallazgo.

Los restos hallados por el arqueólogo egipcio se encontraban entre los complejos funerarios de Kefrén y Micerinos, y contaba con todos los elementos del esquema general codificado por Snefru: templo del valle (seguramente empleando el propio de Micerinos), calzada real ascendente, templo funerario adosado y supuesta pirámide que se rodeaba de un muro. Alrededor del complejo se descubrió una ciudad de sacerdotes con tierras de cultivo .

La pirámide objeto de controversia se levanta sobre un afloramiento rocoso y cuenta con planta cuadrada de 45 metros de lado y 16 metros de altura. Su configuración parece ser el resultado de la mezcla de características propias de las pirámides, de las mastabas y de las tumbas excavadas.

Según algunos investigadores su construcción pudo realizarse en dos fases, primeramente una gran mastaba como base y posteriormente otra mastaba de dimensiones más reducidas. El interior es más complejo de lo habitual y la cámara funeraria se encuentra en la base, accediendo a la misma por la cara este. Existe la teoría de que la reina trató de retornar al enterramiento sepulcro y que posteriormente sus hijos intentaron dotar a la construcción forma de pirámide.
En el lado este se ubica el templo funerario que cuenta con sala de ofrendas y sala para la puerta falsa. No queda rastro alguno del templo del valle, algunos investigadores sugieren que compartió el de su padre Micerinos.
LA REINA LAS TEORÍAS
Pese a tener conocimiento de numerosos datos de la biografía de Jentkaus I, todavía existen algunos datos desconocidos que permiten abrir diferentes tipos de hipótesis. Según algunos investigadores esta reina pudo gobernar el antiguo Egipto durante aproximadamente dos años, lo que la convertiría en la primera o segunda faraona de Egipto.

Lo que sí es evidente, es que la reina gozó de un culto inusualmente duradero para su rango, siendo éste uno de los puntos en los que se apoya la teoría de Jentkaus I como faraona.
La reina Jentkaus I ejerció un importantísimo papel en la transición de la IV a la V Dinastía, siendo realmente la conexión entre ambas. Hija del faraón Micerinos, se casó con su sucesor Shepseskaf. A partir de aquí, todo son dudas y teorías. Existe una parte de la egiptología que la considera madre de Userkaf, Sahura y Neferirkara, sin considerar que la reina pudiera ser faraona durante un corto período de tiempo. Otros egiptólogos consideran que Userkaf fue su esposo y Sahura y Neferirkara sus hijos. Y finalmente, existe el apoyo de parte de la egiptología a la teoría de que tras la muerte de Shepseskaf, la reina ejerció el poder absoluto del Alto y el Bajo Egipto hasta la mayoría de edad de su hijo Userkaf.
El hecho de que la reina aparezca representada en su tumba con el nemes, el cetro real y la barba ceremonial, unido a la aparición de una barca solar enterrada junto a su pirámide ha llevado a ratificar la teoría de Jentkaus I como faraona. Pero en contra de ello, se establece el hecho de que el nombre de la reina no aparece inscrito en un cartucho, tal y como sucede con todos los faraones.

Igualmente, en su tumba se encontraron inscritos los título de Mut-nesu-bityu, los que se traduce según algunos egiptólogos como “Madre de dos reyes del Alto y el Bajo Egipto”, y según otros egiptólogos como “Rey del Alto y Bajo Egipto y madre del rey del Alto y Bajo Egipto”. Según la segunda acepción la reina habría gobernado en solitario durante un corto período de tiempo, hasta que su hijo alcanzó la mayoría de edad.
Solamente nos queda esperar que aparezca un nuevo hallazgo que arroje luz entre tantas sombras y dudas y mientras tanto… disfrutaremos de los restos que la arqueología nos aporta, conjeturando con la teoría que más nos atraiga.