En esta ocasión vamos a viajar al Antiguo Egipto y daremos un paseo por… su arquitectura funeraria, la cual estuvo fuertemente influenciada por las creencias de su pueblo. La monarquía, la tradición y la religión supeditaron las manifestaciones artísticas, generando rígidas normas que sufrieron escasa variación en el tiempo. La creencia en el Más Allá y en la vida eterna del hombre tras la muerte provocó la búsqueda de construcciones destinadas a perdurar hasta la eternidad.
ÉPOCA PREDINÁSTICA E INICIOS DEL ARTE FARAÓNICO: LA MASTABA
Las poblaciones nómadas del Neolítico en el Alto Egipto (zona sur del país) ubicaban sus enterramientos alejados de las casas, generando pequeños montículos a los que se les integraba un pequeño ajuar.
Sin embargo, en el Bajo Egipto, concretamente en la zona del Delta, se conoce la práctica de ritos funerarios y la incorporación de sepulcros en el interior de las viviendas. La convivencia entre arquitectura doméstica y funeraria puede ser el origen del concepto tumba-casa de la cultura egipcia.
La unión de las prácticas rituales y fúnebres del Alto y Bajo Egipto generó la tipología funeraria más utilizada durante el Período Arcaico: la mastaba.

Las mastabas eran construcciones troncopiramidales con un único acceso orientado al este. En el interior se instalaba un nicho en la cara oriental, cuyo desarrollo generó primeramente una capilla y posteriormente el Serdab, espacio destinado a albergar la estatua del difunto. En estas capillas los familiares podían dejar ofrendas. En la parte oriental se construían unas falsas puertas por las cuales el Ka (alma o espíritu) alojado en la estatua, podía entrar y salir a su antojo. Las capillas principales se rodeaban de otras salas menores destinadas a almacén.
La cámara funeraria se alojaba bajo tierra a profundidad variable y guardaba el sarcófago con el cuerpo del difunto. Posteriormente, se sellaba el pozo de acceso a la cámara con piedras para evitar los saqueos y mantener la incorruptibilidad del difunto.
Las mastabas se construían en el margen occidental del río Nilo, lo suficientemente alejadas para evitar las crecidas del río. La elección de la parte oeste tiene valor simbólico, ya que establece un paralelismo entre la muerte y el ocaso del sol.
Los primeros ejemplos se construyeron con muros de adobe y los espacios se techaban mediante vigas de madera y tablero del mismo material, sobre el que se vertía grava y guijo hasta completar el volumen. Estaban destinadas a la realeza e intentaban imitar simbólicamente el palacio real. Con el tiempo irán evolucionando empleando materiales duraderos como la piedra y accediendo a su construcción los altos funcionarios.
A partir de la I Dinastía, la arquitectura funeraria se convierte en la morada del Más Allá codificando todas sus formas. Los faraones emplean esta arquitectura de forma propagandística proyectando la imagen divina de su persona.
Los faraones de las dos primeras dinastías, exceptuando dos, realizaron enterramientos dobles. Así, erigieron sus cenotafios en el cementerio real de Abydos del Alto Egipto, sin depositar el cuerpo del faraón. A su vez, construyeron una segunda tumba en la necrópolis de Saqqara, en el Bajo Egipto, instalando el cuerpo del faraón. Algunos autores entienden que el doble enterramiento se debe a la intención faraónica de constatar su dominación sobre el Alto y el Bajo Egipto.
Las mastabas se podían rodear de un gran muro que protegía el recinto sagrado y simbolizaba las murallas de Menfis. Entre la mataba principal y este gran muro era común la construcción de mastabas más modestas para alojar a los sirvientes y mujeres que habían sido sacrificados para que acompañasen a su señor en el Más Allá. Esta costumbre desapareció en la I Dinastía.

EL CAMINO A LAS GRANDES PIRÁMIDES
Las mastabas faraónicas fueron sustituidas paulatinamente por un enterramiento más magnífico en pirámides, como resultado de superposición de mastabas que generaban una simbólica escalera hacia el cielo. Estas construcciones tuvieron su culminación en la construcción de las grandes pirámides de Guiza, continuando su empleo a posteriori. La perfección geométrica y constructiva de las pirámides de Guiza no habría sido posible sin la ejecución de los ejemplos que veremos a continuación.
EL COMPLEJO DE ZOSER EN SAQQARA
En el año 2660 a.C. durante la III Dinastía el arquitecto, astrónomo, médico y sumo sacerdote Imhotep diseñó para el faraón Zoser un complejo funerario en el interior de la necrópolis de Saqqara. El complejo brilló por su grandiosidad desde su construcción y fue un referente para edificaciones posteriores. Zoser sustituye el esquema de mastaba rodeado de murallas por todo un complejo escenográfico de muerte y renovación con una pirámide escalonada como construcción primordial, una serie de edificaciones que responden a rituales y creencias y una gran muralla que recoge todo el conjunto.

El recinto de más de 15 hectáreas está rodeado de una muralla de caliza blanca , conformada con más de doscientos bastiones, una única puerta de acceso y trece puertas más falsas, en imitación a aquella tinita de Menfis.

El acceso estrecho comunica con una sala hipóstila conformada por cuarenta columnas fasciculadas en cuatro filas, estando las filas exteriores adosadas al muro. Estas columnas está consideradas las primeras realizadas con piedra y sus formas imitan las cañas que tradicionalmente sujetaban las techumbres. Este aspecto de transponer a la piedra las formas constructivas de otros materiales fue práctica común en civilizaciones antiguas.

Esta sala daba acceso a un patio de dimensiones más modestas, el Hed-Sed o de jubileo, que quedaba flanqueado por capillas a ambos lados simbolizando el Alto Egipto y el Bajo Egipto. El espacio interior de las capillas se encontraba relleno de tierra, ya que su uso se limitaba al teatral durante las celebraciones del jubileo.
Así, para celebrar la renovación de los poderes del faraón, el rey ataviado con la corona blanca, corría desnudo agitando el flagelo mostrando su vigor y su excelente forma física necesaria para gobernar. Además, se enterraba una escultura del faraón como símbolo del faraón envejecido y se entronizaba al rey tras su carrera en un trono elevado en el extremo de este patio como símbolo del faraón rejuvenecido.

Desde el patio del Hed-Sed se accede al gran patio en el que se ubican dos piedras en el centro que simbolizan los límites del reino. Este patio se cierra por la pirámide escalonada en un lado y por la tumba sur con su friso de cobras en el otro. Según algunos autores, la tumba sur estaba destinada a albergar las vísceras del faraón. En esta tumba se han encontrado relieves que definen la fiesta del jubileo anteriormente descrita.
El complejo por lo tanto, más allá de ser un lugar de enterramiento propiamente dicho, era también un complejo para celebraciones con edificios simbólicos como templos, tumbas, edificios administrativos, almacenes, etc. Todo ello para generar una escenografía que represente el poder absoluto del faraón. Una auténtica ciudad de los muertos en imitación a la ciudad de los vivos.
Pero existe una construcción que destaca sobre el resto, la pirámide escalonada, ubicada en el corazón del recinto, orientada según los puntos cardinales y destinada a albergar el cuerpo del faraón fallecido. De base prácticamente cuadrada está tallada en piedra y puede considerarse una superposición de seis mastabas decrecientes en tamaño según se asciende en altura hasta los sesenta metros. Para su construcción se empleo caliza de una cantera cercana y los bloques se unieron mediante conglomerante. El exterior se revistió con finos bloques de caliza de Tura.
Esta escalera pétrea servía para el ascenso del espíritu del faraón a los cielos, donde viviría junto a los dioses en forma de estrella.

En el interior de la pirámide, once pozos dan acceso a galerías escavadas en la roca que acceden a diversas cámaras funerarias destinadas a los familiares del faraón. Las cámaras están bellamente decoradas con cerámica vidriada en color verde azulado en imitación a los interiores palaciegos. Además, existen almacenes en los que se guardaban los vasos canopos y diversas vajillas cerámicas.

La cámara funeraria del faraón Zoser se ubica en el pozo principal a 28 metros de profundidad, en el centro de la pirámide. Esta cámara se construyó con granito de Asuán y se revistió de yeso. Para el sellado de la misma se empleó el sistema de rastrillo, aunque ésto no evitó su saqueo.
Adosada a la cara norte de la pirámide se encuentra el templo funerario que reproduce las trazas del palacio real de Zoser. Es la primera vez que se integra un templo funerario a la tumba propiamente dicha, generalizándose este esquema a partir de entonces.
Cerca del templo se ubica el Serdab, cámara en la que se alojaba la estatua sedente del faraón que contenía su Ka o espíritu. La cámara cuenta con un óculo que permitía introducir las ofrendas. Además, posibilitaba que el Ka abandonase la estatua y se paseara por todo el reino, volviendo cuando lo considerase oportuno. De aquí deriva la importancia que los egipcios daban a la incorruptibilidad de las imágenes, ya que si la estatua se viera corrompida, el Ka no podría volver a ella.

Este complejo supone un paso intermedio a la madurez de las pirámides de la IV Dinastía, y el comienzo de la asimilación del uso de la piedra en la búsqueda de la perpetuidad constructiva. Imhotep fue deificado 2000 años después de la ejecución del complejo.
PIRÁMIDES DE SNEFRU
Tras la construcción del complejo funerario de Zoser comienza un período de expansión para la arquitectura egipcia. La piedra se convierte en el material estrella sin renunciar al lenguaje arquitectónico empleado hasta entonces con otros materiales.
El primer faraón de la IV Dinastía, Snefru, construyó tres pirámides que supusieron un paso más en la búsqueda de la perfección formal y geométrica de las pirámides. Pero además, fue el responsable de codificar el esquema organizativo de tumba real que se mantendrá a lo largo del tiempo: templo del valle, calzada ascendente, templo adosado a la pirámide y pirámide con cámara funeraria.

Este esquema además de tener un carácter simbólico y ritual responde también a diversas necesidades durante la ejecución de la obra. Así, el templo del valle se ubicaba junto al río y servía de embarcadero para la recepción de los materiales, la calzada ascendente ayudaba en el transporte de los bloques de piedra a la zona seca en la que se ubicaba la pirámide y el templo adosado servía de taller de operarios. Una vez finalizada la obra, el templo de valle servía de embarcadero para la barca que transportaba el cuerpo del faraón, la calzada servía al solemne ceremonial de ascensión y el templo adosado para la momificación del cuerpo y culto.
La primera pirámide construida por Snefru fue la de Meidum, en la que el faraón transformó una pirámide precedente escalonada de ocho gradas, en una pirámide geométrica de caras lisas rellenando con piedra local. Su planta es cuadrada y tiene 146 metros de lado y el ángulo de la pirámide era de 52º, ángulo referente en pirámides posteriores. Desgraciadamente su revestimiento de caliza se derrumbó, por lo que a nuestros días ha llegado el núcleo de tres escalones.

Por primera vez la cámara funeraria no se excava y se incorpora a la estructura de la pirámide. Este espacio se cubría mediante falsa bóveda de aproximación de hiladas que permitía transmitir las cargas descargando el peso adecuadamente. La entrada a la pirámide se ubicada elevada en altura dificultando la accesibilidad a los intrusos.

La primera pirámide de Snefru construida en nueva planta es la pirámide Acodada, cuya formación es consecuencia de una doble pendiente de 60º y 45º que conserva parte de su revestimiento original. Este cambio de pendiente se debe a un intento fallido de aumentar su altura que conllevó la corrección de la pendiente para estabilizar el conjunto. Además esta pirámide cuenta con una doble cámara funeraria con doble acceso en caras diferentes y un complejo sistema de corredores cubiertos por falsa bóveda.

La pirámide se incluía en un complejo funerario rodeado de murallas al estilo del de Zoser, incluyendo una pirámide satélite para albergar las vísceras del faraón. Además, se añadió el templo del valle, la calzada con muros laterales y el templo adosado.
La tercera pirámide construida por Snefru es la llamada pirámide Roja, cuyo nombre se debe al granito rojo del que se compone su núcleo. Está considerada la primera pirámide de paredes lisas y geometría perfecta, siendo además la tercera más grande de Egipto.

Para evitar los problemas de estabilidad estructural que sufrieron los ejemplos precedentes, se decidió emplear una pendiente más suave. La construcción sigue el esquema de doble templo y calzada y ubica la cámara funeraria a cota de terreno en el interior de la pirámide. El acceso a la misma se realiza a través de una entrada elevada y de corredores descendentes con falsa bóveda de aproximación de hiladas.

La pirámide roja abrió la puerta a la construcción de las grandes pirámides de Guiza, las cuales suponen el clímax de la construcción de esta tipología arquitectónica, cuyo análisis abordaremos en el siguiente artículo.