La disociación entre tumba real y lugar de culto provocó que la mayor parte de los faraones de la XVIII Dinastía se enterraran en el valle de los Reyes y levantaran magníficos templos funerarios en la orilla occidental de Tebas, en el límite de la zona inundable del Nilo. Estos templos fueron denominados Casa del Millón de Años.
En este artículo, vamos a dar un paseo por… estas casas de la eternidad, analizando la estructura básica de esta tipología funeraria. También estudiaremos el templo de Hatshepsut, ejemplo de gran singularidad, clímax de la arquitectura aterrazada egipcia.

LAS CASAS DEL MILLÓN DE AÑOS
Éste es el término que recibieron los templos funerarios del Imperio Nuevo ubicados mayormente en Tebas. Para un lectura formal y funcional de dichos templos, se debe entender el cambio ideológico al que se sometió la figura del faraón en este período.
Durante el Imperio Nuevo continuó el culto a los dioses tebanos, especialmente a Amón, dios protector de la monarquía. La naturaleza divina del faraón se redefine, emanando su poder directamente de este dios. Los nuevos templos funerarios estaban destinados al culto conjunto de ambos, disponiendo de espacios específicos para honrar al difunto faraón y al dios Amón-Ra, erigido dios nacional.
Estos templos estaban pensados como una gran casa sacra amurallada, en la que los sacerdotes estaban encargados del servicio sagrado y del mantenimiento diario de las instalaciones. La planta de dichos templos se organiza en torno a un eje axial en el que se van sucediéndose una serie de espacios que van decreciendo en altura. Este eje axial era a su vez jerárquico, ya que el acceso a cada espacio dependía del estamento social al que pertenecía el visitante. Esta jerarquía se traslada al tratamiento del espacio interior, siendo espacios más bajos y más oscuros cuanto más cerca se está de lo sagrado.

Así, una avenida de esfinges o dromos conduce a un gran pilono que da acceso al interior del recinto. Esta gran fachada conformada por dos imponentes muros trapezoides pone en evidencia el carácter propagandístico de la construcción. El pilono se llenaba de relieves o se embellecía mediante estatuas, obeliscos y mástiles para estandartes que simbolizaban el poder del faraón frente al pueblo, el cual no podía traspasar estos muros, quedando privado de las ceremonias sagradas del interior. Además, el pilono contaba con escaleras interiores que permitían el acceso a la cubierta de los mismos.
El primer espacio interior al que se accedía era la sala hípetra de ceremonias, un patio porticado al que podían acceder el faraón, los sacerdotes y los altos dignatarios del estado. Tras este espacio se desarrollaba la sala hipóstila, una gran sala cubierta y sustentada por un gran número de columnas, cuyo acceso era ya exclusivo del faraón y los sacerdotes.
Tras la sala hipóstila se ubicaba el sancta sanctorum, santuario del dios que se iluminaba sutilmente, generando un espacio mistérico. Alrededor de este santuario se organizaban otros espacios que responden a las necesidades de culto del edificio, tales como almacenes, salas administrativas, aulas para escribas, biblioteca, etc. Así se completaría el esquema básico del templo, el cual podía complicarse según las necesidades o deseos del faraón.
EL TEMPLO FUNERARIO DE HATSHEPSUT. UN CASO SINGULAR
El caso del templo funerario de la reina Hatshepsut merece ser tratado en un capítulo aparte, debido a su singularidad. Este magnífico templo, que se ubica en los acantilados de Deir el-Bahari, fue diseñado por Senmut y supone el clímax en la tipología de templos aterrazados parcialmente excavados en la roca que se comenzó a desarrollarse en el Imperio Medio.

ESTRUCTURA DEL TEMPLO
El templo sigue la secuencia de templo del valle, calzada ascendente y templo funerario parcialmente excavado en la roca, pero el resultado que obtuvo Senmut fue completamente diferente. El templo del valle se ubicaba en el límite de la zona inundable y poseía un embarcadero al que accedía la barca solar desde el río. Este templo se componía de dos terrazas , en consonancia con la estructura aterrazada del templo funerario. Una avenida flanqueada por esfinges, realizaba las funciones de la calzada ascendente, uniendo el templo del valle con el templo funerario, el cual se compone de tres grandes superficies abiertas que se unen mediante una rampa central de suave pendiente, generando una estructura aterrazada.

PRIMER NIVEL
Un gran pilono daba la bienvenida tras la calzada ascendente y permitía el acceso a un gran patio abierto. Este espacio se embellecía mediante cuatro lagos en forma de T y jardines con árboles de incienso traídos del país de Punt, gracias a la expedición que patrocinó la reina. Según algunos investigadores, estos elementos tendrían una función ritual más allá de la puramente decorativa. Una serie de esfinges se alineaban llevando al visitante en procesión hacia la primera rampa. La columnata que sostiene la primera terraza está conformada por columnas fasciculadas y pilares de caras lisas en el primer plano.


La marcada horizontalidad de los pórticos columnados con el juego de luces y sombras que provocan los pilares, es roto por la verticalidad de las rampas. Este hecho quizás derive de las modificaciones que Senmut realizó al plano proyectual original, ya que el arquitecto egipcio abarcó casi un tercio más de superficie en planta. Este aumento provocó que en el alzado principal del templo, la horizontalidad ganara protagonismo sin restar importancia a la vertical, además de conseguir una integración con el paisaje extraordinaria. El ritmo de las columnatas se adecúa armoniosamente a la formación natural de los acantilados. Este aspecto queda reforzado hoy en día con la ausencia de la policromía.
Esta armonía en las proporciones del templo favoreció que el muro que lo rodeaba no impidiera la participación visual del mismo, generando una estructura mucho más abierta que las proyectadas hasta ese momento en Egipto, y que además no se repitió en su historia arquitectónica.
SEGUNDO NIVEL
Este nivel contaba con unas inmejorables vistas del Nilo y la orilla opuesta de Tebas, en la que se ubica el templo de Karnak. De nuevo, una serie de esfinges marcan un camino procesional hasta la segunda rampa. No obstante, en esta terraza Senmut integra un pórtico columnado en su parte norte, rompiendo audazmente la simetría. En continuidad con la columnata, pero con un acceso independiente, se ubica la capilla dedicada a la diosa Hator. Esta capilla contaba con su propia rampa de acceso desde el primer patio del templo y se componía de un vestíbulo, una sala hipóstila y el santuario de la diosa. De gran belleza son los pilares hatóricos de estos espacios.
En el otro extremo del peristilo se ubicó la capilla del dios Anubis, en el que una serie de columnas acanaladas sostienen un techo pintado de azul con estrellas en referencia a la bóveda celeste.



TERCER NIVEL
En este nivel se desarrolla el programa más sagrado del edificio. El pórtico de pilares se viste con estatuas del dios Osiris con la cara de la reina, consiguiendo una fusión perfecta entre arquitectura y escultura. El tratamiento de este pórtico contrasta con el tratamiento más austero de la terraza inferior, elevando la sagrada importancia de este nivel. Al atravesar este pórtico, se entraba en un mundo diferente, atrás se dejaba el espacio abierto bañado de luz solar para acceder a un patio ceremonial porticado que realizaba la función de espacio filtro entre la inmensidad bañada de luz del exterior y la oscuridad de las zonas más sagradas del edificio. Así, desde el pórtico meridional se accede a la capilla de la reina Hatshepsut y Tutmosis I, y desde el pórtico septentrional a un pequeño templo solar. En lo más profundo de la roca queda excavado el sancta santorum, espacio destinado al culto del dios Amon.




FUNCIÓN CEREMONIAL DEL CONJUNTO
Tras exponer la estructura general del edificio, debemos ahora detenernos en el carácter ceremonial del mismo. Todos los años, la pequeña estatua de madera de Amón salía del gran Templo de Karnak, ubicado a la otra orilla del Nilo, y se trasladaba al templo funerario de la reina. La estatua montada en su barca solar cruzaba el Nilo, desembarcaba en el templo del valle y ascendía por la avenida de esfinges hasta llegar al templo funerario. Tras atravesar el pilono de la muralla, la estatua del faraón en procesión realizaba un camino ascendente hasta la zona más sagrada del templo, el sancta santorum. Este ritual ascensional es claramente remarcado gracias a las rampas y la formación natural del risco que invita a realizar un viaje visual desde la tierra hasta el cielo.

FUNCIÓN PROPAGANDÍSTICA
Por otro lado, no se puede negar el carácter propagandístico de la construcción, mediante la cual, la reina Hatshepsut pretendía legitimar su divinidad y su reinado. Tras la muerte de Tutmosis II, Hatshepsut, nieta, hija y esposa de faraones, se autoproclamó faraón de las Dos Tierras y primogénita de Amón. Con el apoyo sacerdotal de lado de la reina, Tutmosis III, su sobrino, no tuvo otra opción que aceptar la situación.
Tras el ascenso al poder de Tutmosis III, éste se tomó venganza destruyendo la imagen de Hatshepsut de sus edificaciones. La estatuas, las efigies, relieves, cartuchos y otros elementos del templo que la identificaban fueron destruidos. Y la devastación no paró aquí, ya que posteriormente, el faraón Akenatón, tras instaurar su creencia monoteísta en Atón, destruyó las imágenes de Amón del santuario.

Pese a ello, después de una primera reconstrucción muy discutida a principios del siglo XX, la imagen que nos llega a día de hoy, tras diversos trabajos arqueológicos, es bastante aproximada a la imagen que tuvo en el momento de su construcción.
La hazaña constructiva de Senmut no volvió a repetirse en la historia de la arquitectura egipcia. Quizás, el arquitecto era perfectamente conocedor de su proeza, ya que construyó su propia tumba en las inmediaciones del templo.
EL GRAN TEMPLO FUNERARIO DE AMENOFIS III
Desgraciadamente, la mayor parte de los templos funerarios de época preamarniana han llegado a nuestros días en mal estado de conservación, aunque trabajos arqueológicos actuales están devolviendo poco a poco su esplendor a algunos de ellos.
De entre todos ellos, destaca el de Amenofis III, el cual fue el templo funerario más grande de la historia del Antiguo Egipto contando con 700 metros de longitud. De este impresionante complejo restan muy pocos elementos, entre los que destacan los famosos Colosos de Memnón, que se ubicaban en el pilono de acceso al recinto y ejemplifican la función propagandística del poder del faraón. Estas colosales esculturas tienen 19,50 metros de altura, lo que nos permite obtener escala y medida de la totalidad del complejo. El coloso situado más al sur está realizado mediante un bloque único de cuarcita, mientras que aquel situado más al Norte fue restaurado en época romana, cuando se añadieron varios bloques de piedra arenisca.

Lo cierto es que la ubicación del templo en la zona inundable, la cual parece obedecer a la intención del faraón de simbolizar el renacimiento, hizo que las crecidas anuales fueran deteriorándolo. A ello, se sumó el impacto de un terremoto que le afectó irremediablemente. Medio siglo después de su construcción, el templo se empleó como cantera reutilizando sus materiales para nuevas construcciones. Existían otros cuatro colosos que se ubicaban en los dos pilonos siguientes del templo, de los cuales se ha podido recuperar uno recientemente, aquel del fondo de la fotografía.
Tras la muerte de Amenofis III, accedió al trono su hijo Amenofis IV (Akenatón), el cual fue responsable de una verdadera revolución en el ideario religioso egipcio que afectó notablemente a las diferentes artes plásticas. Akenatón, fundó una nueva capital levantando una ciudad entera de nueva planta e instauró una religión monoteísta en la que únicamente se rendía culto a Atón. Los centros de culto a Amón fueron clausurados y el propio templo funerario que Akenatón se construyó en Tebas fue abandonado tras solamente cuatro años de uso. Sin embargo, esta revolución no tuvo continuidad, volviendo sus sucesores al culto politeísta, con Amón a la cabeza, y reanudando la construcción de Casas del Millón de Años.