Tras el periodo post-amarniano, se restauran las creencias religiosas anteriores al reinado de Akenatón, recuperando el sacerdocio de Amón su antigua influencia. El período ramésida iba a estar caracterizado por un momento de esplendor. Egipto se perfila nuevamente como una potencia, lo que se refleja en las artes plásticas. A comienzos de dicho período, Seti I emprendió una importante campaña constructiva que iba a ser emulada e incluso superada por alguno de sus sucesores. En este artículo, vamos a dar un paseo por… la arquitectura funeraria que erigió este faraón del Reino Nuevo, viendo sus características más relevantes y las novedades aportadas.

SETI I, EL INICIADOR DE LA CAMPAÑA CONSTRUCTIVA RAMÉSIDA
El último faraón de la XVIII Dinastía, nombró como sucesor a su visir Ramsés I, al carecer de descendencia que diera continuidad a su legado. El antiguo y prestigioso general inauguró la XIX Dinastía y aseguró rápidamente su sucesión, nombrando corregente y heredero a su hijo Seti I. Pese a que su reinado duró solamente 16 meses, Ramsés I afianzó la dinastía ramésida, cuyos inmediatos sucesores iban a llevar al país a erigirse como una gran potencia. Excelentes militares y estrategas, llevaron a cabo una política expansionista que hizo que Egipto recuperara su influencia sobre Siria y Palestina.

El fuerte carácter militar de estos faraones hizo que el culto a algunas deidades como Seth, dios de la guerra, cobraran gran relevancia. Además, el traslado de la capital a Pi-Ramsés, ciudad de la que eran originarios, provocó que la casta sacerdotal tebana perdiera poder en favor de un control férreo del estado por parte de la monarquía. Este absolutismo se reflejó claramente en la arquitectura funeraria real contando con ejemplos de una calidad excepcional.
El esplendor político y militar se vio acompañado de un excelente programa propagandístico, en el que las artes plásticas se utilizaron como catalizador para la consecución y formalización de su poder real. Seti I empredió una importante campaña constructiva, cuyos monumentos funerarios analizaremos a continuación.
EL COMPLEJO FUNERARIO EN ABYDOS
Desde la Época Arcaica, con las primeras dinastías tinitas, Abydos se consagró al culto del dios Osiris, siendo desde entonces un lugar de peregrinación al que acudían habitantes de todos los rincones de Egipto para celebrar la muerte y resurrección del dios mediante diversos ritos.
La elección del lugar por parte de Seti I estaba plenamente fundamentada. El faraón mediante la construcción de este templo conseguía legitimar su reinado y el de sus sucesores, asociándose directamente con el legendario sitio del dios Osiris, lugar de la morada eterna de los antiguos reyes de Egipto. Seti I supervisó personalmente las obras y construyó un templo cuya cabecera se orientó a la tumba de Osiris, con una planta atípica en “L” y dos salas hipóstilas.

El templo se construyó en piedra caliza y se decoró en bajorrelieve. El acceso se realizaba a través de un primer pilono que antecedía a un patio con árboles y estanques. Un segundo pilono daba acceso a otro patio desde el cual se accedía al interior del templo. El camino hacia lo sagrado es ascensional, adecuándose la construcción al desnivel natural existente.

En el interior del templo, dos salas hipóstilas se concatenan, hecho expcepcional en la arquitectura templaria egipcia. Desde la segunda sala se puede acceder a siete capillas dedicadas a: Osiris, Isis, Horus, Amón, Ra-Horajti, Ptah y el propio faraón. Todas ellas cuentan con falsas puertas, excepto la de Osiris que da acceso a una serie de salas de culto destinadas al dios.

Ortogonalmente a estas capillas, en dirección este se construyó la galería de los reyes, en la que se inscribió el nombre de todos los faraones de la historia de Egipto hasta el propio Seti I. El resto de estancias estaban destinadas a albergar la sala de las barcas, y una serie de capillas.

EL OSIREION
En continuidad con el eje principal del templo, separado unos pocos metros de las capillas de culto de Osiris se construyó un magnífico Osireion, cenotafio del dios Osiris.

Al cenotafio se accedía desde la parte oeste de la muralla que rodeaba el complejo funerario. Así, un camino descendente conducía a la cámara meridional subterránea desde la que se accedía directamente al cenotafio propiamente dicho ubicado a 12 metros bajo tierra. El Osireion presenta planta rectangular simétrica respecto a sus dos ejes. El centro de la construcción se configura como una isla de columnas rodeada de un canal de agua, alrededor del cual se sitúan 17 nichos. Todo el conjunto se cubrían con un gran túmulo de tierra en el que se plantaron árboles, aunque a día de hoy la cubrición se ha perdido y el monumento se encuentra anegado a consecuencia del nivel freático.

El carácter espiritual del edificio está cargado de simbolismo, y mediante su construcción se pretende evocar la colina primigenia de la creación, representada por el túmulo. Esta colina surgió de las aguas primordiales, representadas por el canal que rodea la isla de columnas. El carácter funerario del edificio se refuerza mediante la iconografía de su decoración, en la que se representan escenas del Libro de las Puertas, texto que tuvo una gran aceptación en la XIX Dinastía.
KV : LA TUMBA REAL
Tal como se mencionó en un artículo anterior, durante la época post-amarniana se retomaron las costumbres religiosas y funerarias anteriores al reinado de Akenatón. El Valle de los Reyes se recuperó como lugar de enterramiento real, y se volvieron a erigir las Casas del Millón de Años en la zona límite inundable del Nilo. La diferencia formal fundamental de estas tumbas con respecto a sus precedentes, radica en el abandono del giro de 90 grados en favor del desarrollo longitudinal en un eje.

La tumba de Seti I es la más larga y profunda construida en todo Egipto, contando con siete corredores y diez cámaras cuyas paredes se encuentran profusamente decoradas en altorrelieves de una calidad extraordinaria. Tras el acceso se concatenan una serie de corredores descendentes, tras los que se accede al pozo. A continuación, se abre una sala con cuatro columnas que da acceso a otra sala adyacente y a una serie de corredores que comunican con la antecámara, que antecede a la gran cámara sepulcral en la que se ubicaba el sarcófago del faraón. Esta cámara se divide en dos espacios separados por escalones y se rodea de capillas satélites.

Desde la última capilla salía un nuevo corredor, cuya finalidad ha sido desvelada durante las excavaciones de 2007, cuando se descubrieron anotaciones del arquitecto en una jamba y escaleras a medio terminar que confirmaron que la tumba iba a poseer una mayor profundidad. Sin embargo, la muerte del faraón frustró dichos planes, quedando cegado este corredor inacabado.
EL TEMPLO FUNERARIO EN TEBAS
Asociado a su enterramiento, el faraón Seti I hizo construir un templo funerario en el límite de la zona inundable del Nilo, siguiendo la tradición iniciada por Tutmosis I. El templo, uno de los mejores conservados de Tebas, estaba destinado al culto de Amón, del propio faraón y de Ramsés I, padre del rey e iniciador de la dinastía, el cual no pudo erigirse un templo debido a la corta duración de su reinado. Todo el complejo se rodeaba de una muralla.

La estructura del templo seguía el esquema tradicional de pilono, patio, sala hipóstila y sanctasanctórum. No obstante, Seti I iba a introducir en el diseño de su templo una novedad que iba a obtener una gran acogida en futuros templos. Así, a la izquierda del primer patio, se construyó un palacio real destinado a las ceremonias rituales realizadas en vida del faraón. El rey desde la sala del trono acudía a la ventana de las apariciones, desde la cual se asomaba al patio como parte de rituales asociados a la vida eterna previa al tránsito de la muerte física. Este elemento arquitectónico cargado de simbolismo ritual, fue introducido por Amenofis III y dotado de todo su sentido por Akenatón. A la muerte del faraón, su estatua permanecía en la sala del trono, la cual contaba con una falsa puerta por la que el Ka podía entrar o salir libremente. Lamentablemente la construcción del palacio en adobe ha impedido que a día de hoy se conserve, restando únicamente los cimientos.

La parte más sagrada del templo contaba con capillas para los dioses, una zona dedicada al culto de los faraones, otra zona destinada al culto solar y varias estancias para alojar las barcas sagradas durante la Fiesta del Valle. Una vez al año, las barcas sagradas de Amón-Ra, su esposa Mut y su hijo Jonsu partían del templo de Karnak para visitar los diferentes templos funerarios alojados en la orilla opuesta del Nilo, en procesión ceremonial. Así, desde el embarcadero de cada templo funerario, las barcas se trasladaban a hombros hasta las salas destinadas a su reposo en la zona más sagrada del templo, realizando una serie de rituales. Tras ello, las barcas embarcaban nuevamente para visitar un nuevo templo funerario. Estos ceremoniales nos deben recordar, el carácter ritual de la arquitectura templaria y funeraria egipcia, cuyos espacios estaban condicionados principalmente a un fin religioso.

La construcción del complejo funerario de Tebas y el de Abydos fueron terminadas por el faraón Ramsés II tras la muerte de su padre Seti I. Ramsés II iba a seguir los pasos de su padre llevando la arquitectura egipcia al clímax de la colosalidad, dotándola además de un importante componente propagandístico.