En ocasiones pasa desapercibido, que detrás de la famosa Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright, se ubica una casita de invitados diseñada por el mismo arquitecto. Vamos a analizar su programa y su relación con la unidad principal en qué curioso…

El arquitecto norteamericano construyó la Casa de la Cascada entre 1936 y 1938, para Edgar Kaufmann y familia. El matrimonio vio la necesidad de ampliar la superficie destinada a los invitados, ya que la habitación de huéspedes incluida en el programa no era suficiente para cubrir sus necesidades. Era imperante por lo tanto, la construcción de una vivienda que pudiera alojar a los huéspedes de la familia con cierta independencia. Wright se puso manos a la obra y la construyó en 1939.
La casa de invitados se ubica al Noroeste de la vivienda principal, en una cota más elevada, adentrándose en el bosque. El norteamericano resolvió la conexión entre ambas unidades de una manera sobresaliente mediante un camino escalonado ascendente. Dicho recorrido se desarrolla en curva y se cubre mediante una fina losa, en la que Wright exhibe todo su talento mediante un alarde estructural. Y es que esta finísima losa apoya únicamente en uno de sus lados en esbeltos pilares de acero, quedando por lo tanto en voladizo a lo largo de todo su recorrido.


La fina cubierta parece ir plegándose en armonía con el terreno natural, y no nos pasa desapercibido su parecido formal con una cascada. La construcción principal y la secundaria quedan enlazadas mediante este camino cubierto de una manera armónica e integrada con el entorno, respetando la naturaleza circundante. Pero Wright va más allá, ya que si la losa simboliza la cascada, los pilares que la sustentan, mediante su decoración con motivos de hojas, simbolizan los árboles del bosque.
Tras ascender la ladera por este camino, se llega al edificio destinado a los invitados, cuya planta baja se desarrolla en L, ubicándose en uno de sus lados la casa propiamente dicha y en el otro el garaje y habitaciones de servicio. El garaje cuenta con espacio para el estacionamiento de cuatro vehículos, así como con una salita para al chófer, una serie de espacios auxiliares y la sala de calderas. Debe tenerse en cuenta que cuando se construyó la Casa de la Cascada el empleo del automóvil de manera masiva era ya una realidad, convirtiendo los espacios destinados para su guarda en un elemento más del programa común de cualquier vivienda. No obstante, la peculiaridad de la implantación de esta vivienda en un entorno natural de difícil acceso, obligó a ubicar el garaje junto a la casa de invitados en vez de en la principal. Junto a la salita del chófer se ubican las escalera, las cuales dan acceso en planta sótano a la lavandería.

La casa de invitados cuenta con un acceso independiente y se desarrolla como un espacio flexible y fluido, en el que el salón y el dormitorio quedan separados por el baño. En el diseño de esta vivienda se emplearon los mismos criterios, recursos y soluciones adoptados en la casa principal. Se usan los mismos materiales, empleando el binomio de piedra y hormigón en el interior y el exterior, así como el uso de la madera para mobiliario y elementos decorativos. Igualmente, las soluciones estructurales y constructivas son las mismas que las empleadas en la casa principal, tal como apreciamos en los grandes voladizos que remarcan la horizontalidad de la construcción. De esta forma se consigue aportar continuidad a la totalidad del proyecto.


El mobiliario repite modelos ya empleados, haciendo profuso uso de la madera, material favorito del arquitecto, que proporciona gran calidez a dichos espacios. Una celosía de madera con un mueble integrado en su parte baja separa el salón del vestíbulo de la vivienda, lo que permite disfrutar de la planta libre tan característica del arquitecto estadounidense. La barrera es física pero no visual, generando un espacio francamente fluido.
También están presentes soluciones características como la implantación de la calefacción entre el sofá y la ventana dejando una rejilla superior para la salida del aire caliente. Igualmente no se escapa a nuestra apreciación el empleo de la chimenea en el salón, elemento recurrente de la arquitectura de Wright.
Tanto el salón como el dormitorio cuentan con un acceso directo al exterior. Una amplia terraza que presenta continuidad en el pavimento de piedra y se ve cubierta por una losa de hormigón en celosía que tamiza la luz. En esta terraza Wright diseñó una piscina que se alimenta mediante un manantial de agua natural. El arquitecto presenta un nuevo nexo entre la vivienda principal y la secundaria al introducir el elemento agua. Así, la casa de invitados cuenta con una alberca alimentada de forma natural y la casa principal cuenta con el propio río como piscina.


Sobre el ala del garaje, en planta primera, se ubican tres dormitorios y un baño, a los cuales se accede desde el núcleo de escaleras que lleva a la lavandería. El dormitorio más grande cuenta con un acceso directo a la terraza, recurso también empleado en la vivienda principal, en la que todas las estancias cuentan con salida directa al exterior. Una vez más, vemos el empleo del mismo léxico en ambas edificaciones.

Con la construcción de este módulo los promotores quedaron completamente satisfechos, conservando la vivienda Edgar Kaufmann Junior hasta 1963, cuando la cedió a la Western Pennsylvania Conservancy, debido a los altos costes de mantenimiento que le suponía. A día de hoy, tanto la vivienda principal como la casa de invitados son visitables, lo que nos permite disfrutar de uno de los ejemplos fundamentales de la arquitectura universal. Tanto es así que en 2019 fue declarada Patrimonio de la Humanidad, accediendo al selecto grupo de obras esenciales de la historia de la arquitectura.