En mirar… revisaremos la obra literaria Orientalismo de Edward Said, publicada en 1978, y referencia del discurso poscolonial. La obra se inserta dentro de las revisiones políticas y culturales que se estaban desarrollando en aquel momento y expone cómo Occidente impone su pensamiento y cultura occidental al resto de culturas. Así mismo, realiza una revisión crítica de los métodos con los que Occidente había estudiado a Oriente hasta la disolución colonial.
Said mediante Orientalismo denuncia la manera en la que los europeos han representado a Oriente, creando una serie de estereotipos que han arraigado en la sociedad y la cultura llegando hasta nuestros días, configurándose la figura del “otro”. Generaciones de intelectuales, artistas, escritores generan mediante sus discursos una imagen de Oriente estereotipada.
El término orientalismo es empleado por Said de tres maneras diferenciadas, refiriéndose la primera a la disciplina académica, la segunda se refiere una forma de pensamiento alimentada durante siglos y la tercera se refiere a la forma en que Occidente domina a Oriente, mediante un discurso al servicio del poder imperial y colonial.
Tanto la disciplina académica como la construcción textual de Oriente se realizaban únicamente teniendo en cuenta la voz europea y marginando la autóctona. Los textos se convierten entonces en fuentes de otras realidades. En este aspecto le influyó enormemente la obra de Foucault, citándolo en varias ocasiones. Para Foucault un orden cultural podía ser estudiado a partir de sus definiciones discursivas. Además, según afirma en la obra el propio autor “la relación de Occidente y Oriente fue una relación de poder y de complicada dominación”, y los textos y la disciplina académica dio forma a esta dominación.
Igualmente, para justificar la idea de que la cultura puede tener una función dominadora, recurre a Gramsci y la distinción que éste hace entre sociedad política y sociedad civil. La primera aplica la dominación de manera directa, mientras que la segunda lo hace de manera indirecta.
Además, Said nos expone que Oriente no se refiere a un ámbito geográfico concreto, sino a un ámbito cultural y moral. Así, se percibe como una realidad invariable pese a todas las transformaciones y variables que en ella, como en cualquier otra civilización, pudieran producirse, fomentando con ello el estereotipo.
No obstante, Said resalta que el orientalismo no es producto del colonialismo, ya que es un elemento precedente al mismo, aunque sí que lo justifica. El siglo XVIII es un siglo en el que el orientalismo se refuerza gracias a una literatura prolífica que acaban por definir el modelo oriental. Así, el orientalismo moderno nace con la invasión napoleónica de Egipto.
Más adelante de la obra orientalismo, vemos cómo Said trata el concepto de “geografías imaginarias”. Así los orientalistas europeos pretenden distinguir entre nuestro territorio y el de los “otros”. Afirma que hasta cierto punto todas las sociedades han tendido a pensar de esa manera, aunque Europa da un paso más allá imponiendo transformaciones en Oriente. La idea o el sentimiento de lo ajeno nos hace sentir con más intensidad nuestro espacio propio.
Para Said, algunos de los motivos esenciales de la geografía imaginaria europea se establecen ya en obras clásicas de Esquilo o Eurípides, donde Europa es poderosa y Oriente es lejano, peligroso y derrotado. Mediante el orientalismo se domestica este espacio lejano y peligroso.
Con la conquista napoleónica de Egipto surgen una serie de producciones literarias sobre Oriente que influyeron enormemente en la creación del estereotipo y fomentaron el orientalismo. Entre sus autores destacan Flaubert y Lane. Así la dominación que quería ejercer Napoleón sobre Egipto haciendo uso del orientalismo es tan evidente que incluso a su marcha del país, deja instrucciones claras a su representante para que se valga de los orientalistas y los dirigentes religiosos en el gobierno de Egipto.
Cuando en el siglo XX Oriente se independiza de los imperios coloniales europeos, el orientalismo entra en crisis y tiene que revisar su discurso. Así, unos optan por adaptar los modos antiguos a la nueva situación y otros hacen como si nada hubiera pasado. Sólo una pequeña minoría considera en prescindir del orientalismo.
Los orientalistas concebían la humanidad como grandes colectividades o generalidades abstractas. No estaban interesados en el individuo, sino en la creación de una entidad artificial definida por ellos mismos.
Said nos expone cómo Marx en algunos de sus ensayos comenta que Inglaterra tiene una doble labor en India, una destructora y otra regeneradora. Para ello, debe de aniquilar la sociedad asiática y crear los fundamentos de la sociedad occidental en Asia. Ello provocaba la primacía de la entidad sobre el individuo.
En la parte final de la obra, Said nos expone la diferencia entre orientalismo latente y orientalismo manifiesto. Así, el latente es aquel anterior a la colonización directa y sería fundamentalmente literario. Sin embrago, el manifiesto es cuando el orientalismo pasa del imaginario a ser una entidad administrativa, económica o militar.
Debemos señalar, por último, que en la obra de Orinetalismo, Said se centra fundamentalmente en la relación entre Francia y Gran Bretaña con ese “Oriente” dibujado por ellos mismos. Si bien, al final del libro, deja patente que el testigo de las dos grandes naciones europeas es recogido por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Así, para Said, es éste último el que realiza la reconstrucción del modelo oriental que ha llegado a nuestros días, apoyado ya no tanto por la literatura sino por el cine y los medios audiovisuales. La postura del país norteamericano frente al conflicto árabe – israelí y su situación política posterior a la Segunda Guerra Mundial, provoca que el modelo antislamista se desarrolle con mayor fuerza.