Los inicios del séptimo arte no fueron sencillos. Gracias al trabajo de pioneros como George Méliès, el cine ha llegado a ser la industria que hoy en día conocemos. Vamos a mirar… una película de 1902, que supuso la introducción de la historia narrada y dejó atrás el carácter documental de las proyecciones. Viaje a la Luna ostenta el rango de ser el primer film de ciencia ficción, una película de 14 minutos de duración, deliciosa en cada escena.
EL CONTADOR DE HISTORIAS
El 28 de Diciembre de 1895, los Lumière presentaron el cinematógrafo. La presentación fue todo un éxito, pero rápidamente el público empieza a perder interés en la fórmula puramente demostrativa del aparato. Las fotografías se animaban durante un minuto, limitándose a la elección de tema, encuadre e iluminación.

Entre los invitados a la presentación del cinematógrafo se encontraba George Méliès, prestidigitador de vocación y director del teatro Robert Houdin. El francés quedó tan impresionado que tras finalizar la proyección se dirigió a Antonie Lumière y le realizó una oferta de 10.000 francos por la compra del invento, la cual fue rechazada.
Pero Méliès no iba a cejar en su empeño hasta conseguir proyectar creaciones propias. Para Méliès el cinematógrafo se había convertido en el instrumento más apasionante para la práctica del trucaje, lo que suponía la posibilidad de realizar grandiosas creaciones en sus manos de ilusionista. El agotamiento del cinematógrafo iba a ser resuelto por Méliès mediante la introducción del argumento o historia, empleando recursos propios del teatro. Así, el francés lanzó al cine la puesta en escena, llevándolo hacia un camino teatral espectacular cuya influencia será vital en el cine que hoy en día conocemos.
Méliès empleó sistemáticamente gran parte de los medios teatrales: guión, maquillaje y vestuario, tramoya, separación en escenas o actos, escenografía, actores…
EL ILUSIONISTA
El primer trucaje del cine aportado por Méliès fue el “paso de manivela”, al cual llegó de forma accidental. El trucaje consistía en rodar imagen por imagen y luego reproducirlas seguidas. Este concepto será la base de las películas de animación.
Esto solamente fue el comienzo. Poco a poco, va descubriendo los trucajes del cine y los introduce en sus producciones: maquetas, objetos o personas que vuelan, apariciones y desapariciones, sobreimpresiones, encadenados, travelling, fundidos, tomas de vistas a través de un acuario, exposición doble o múltiple, coloración de fotogramas… Aunque muchos de estos elementos se convirtieron después en parte de la técnica cinematográfica, en Méliès deben entenderse como un fin para causar sorpresa y no como un medio de expresión.

En 1897, Méliès construye en su propiedad de Montreuil el primer estudio de rodaje europeo de 17 metros de largo por 7 metros de ancho. Los cerramientos y la cubierta del estudio estaban totalmente acristalados para aprovechar la entrada de luz natural, añadiendo posteriormente iluminación eléctrica al espacio. La construcción del estudio de Montreuil supuso un paso más en la conformación del cine moderno y funcionó como un laboratorio de magia en manos de su creador.
VIAJE A LA LUNA
La producción de Méliès alcanza su apogeo en 1902 con “Le voyage das la Lune”. El film supuso un gran logro artístico y comercial que llevó a su creador y a la firma Star Film al reconocimiento internacional y suscitó la creación de varias falsificaciones e imitaciones.
El guión de la película está basado, según declaraciones del propio Méliès, en dos novelas de Julio Verne. Aunque podemos evidenciar también influencias de las novelas de H. G. Wells. A esta base fantástica, el francés aportó un humor de estilo propio, fácil y atrayente.
El coloreado a mano empleado en algunas copias potenciaba la fantasmagoría de la película, haciendo de su visionado un espectáculo aún mayor. El sistema de coloreado era muy costoso y laborioso y se creé que gran parte de la película pudo ser realizado por el taller de Elisabeth Thuillier. Cada pintor tenía asignado un color, por lo que para colorear un fotograma podía ser necesario el trabajo de hasta 10 pintores.
ARGUMENTO Y RECURSOS
El argumento de la película se desarrolla en tres partes fundamentales, desarrollándose la primera y la última en LaTierra. La historia central se desarrolla en la Luna y las aventuras en ella acaecidas.

El film comienza representando una reunión de astrónomos, que debaten sobre la mejor forma de viajar a la Luna. Su indumentaria es claramente alusiva a la astrología, los que nos acerca a la contraposición de ciencia y magia que se expondrá a lo largo de todo el film.

Tras adoptar un consenso sobre la idoneidad del viaje, visitan la fábrica en la que se está construyendo el cohete que utilizarán en el viaje, para posteriormente asistir desde una azotea de la ciudad a la fundición de un cañón. La estética de la fábrica y la ciudad casan perfectamente con la industrialización de finales del siglo XIX . Así, la industria se pone en manos de la ciencia para que el grupo de científicos logre magníficas gestas para la humanidad.

Las condiciones que impone el cine mudo conllevan que la actuación de los actores sea excesivamente enfática y gesticuladora rozando la pantomima, ya que exigía trabajar mucho la mímica y poco la expresión de la cara, en ausencia de los primeros planos.

Posteriormente, los científicos entran en el cohete, el cual es introducido en un cañón por un grupo de marineras uniformadas cual vedettes. Tras una pequeña celebración del viaje, el cohete es lanzado en dirección al satélite lunar. En este momento se produce la única secuencia del film. La cámara en travelling se lanza hacia una luna de yeso, la cual recibe el cohete en pleno ojo.


Exceptuando este secuencia, la cámara está ubicada siempre en el mismo punto, al fondo del taller, de tal forma que pueda abarcarse toda la escena. Por ello, todo el film mantiene el mismo punto de vista, el de su director, y son los escenarios los que van variando según se desarrolla la escena. Este hecho provoca que Méliès se encadene a la limitación teatral y organice el film en cuadros y no en secuencias.

La segunda parte del film comienza con el aterrizaje del cohete de los científicos. Las escenas siguientes representan un tema repetido frecuentemente en la obra de Méliès: los planetas y las constelaciones. Se emplea la sobreimpresión para crear una escenografía en la que los astros se suceden sobre un fondo negro mientras los exploradores duermen.



El frío despierta a los científicos, que intentan refugiarse en las cavernas, donde descubren hongos gigantes, un río lunar y selenitas mitad hombre mitad crustáceo. Los exploradores son apresados y llevados frente a la corte del rey selenita, pero consiguen escapar y huir entre persecuciones hasta el cohete que les trajo a la Luna.



Los científicos descienden a La Tierra en el cohete, llevando a un selenita agarrado al mismo. Para la caída del cohete en el mar, Méliès filmó un mar real que editó con múltiples exposiciones sobre fondo negro.


Tras una inmersión submarina realizada mediante la técnica de toma de vistas a través de un acuario, el cohete es remolcado por un barco a vapor hasta el puerto. Donde se celebran faustos por el regreso de los exploradores y el selenita capturado, erigiendo una estatua en honor a los astrónomos.


RECEPCIÓN
La película fue todo un éxito de crítica y supuso el triunfo de la puesta en escena. El costo de la misma fue de 10.000 francos, precio muy cercano al costo de una película de cine moderno, lo que pone de relevancia la ambición de Méliès. Teniendo en cuenta que la copia se vendía a dos francos el metro, a lo que hay que restar otros gastos, para amortizar la película sería necesario vender alrededor de 30 copias.
Pero desafortunadamente para el francés, el desinterés hacia el cine en aquella época era palpable, siendo en ese momento únicamente productivo el cine de feria. Así, Méliès convocó a los feriantes y les mostró el film. Los feriantes quedaron impresionados pero el importe que pedía el francés era demasiado elevado, por lo que no vendió ni una copia. Ante tal situación, Méliès cedió una copia gratuita a una barraca, y el éxito fue total, transmitiéndose rápidamente de boca en boca. Sin salir de Francia Georges Méliès había conseguido amortizar la película. El éxito en Estados Unidos fue abrumador, logrando vender centenares de copias, de las cuales la mayoría eran falsificaciones o copias ilegales. La amortización monetaria de este film ponía de manifiesto la necesidad de comercializar el cine a escala internacional, aunque no fue Méliès el que se benefició económicamente de la proyección de la película y sí sus falsificadores.

Invito al lector a visionar Viaje a la Luna, primer film de ciencia ficción de la historia del cine y obra fundamental para comprender la evolución de la industria del séptimo arte. La película recrea un mundo fantástico, poético e imaginario que se potencia en su copia en color a mano. Mezcla magia y ciencia de una manera fresca, estableciendo lo que debe ser un mundo nuevo. Así, contrapone la ciencia humana con la magia de los selenitas, el maquinismo y gusto por lo mecánico de los científicos con el primitivismo de los seres lunares. Una verdadera fantaciencia que hace las delicias del espectador.