A lo largo de la historia de la arquitectura occidental, ha sido práctica común el empleo de los órdenes clásicos adaptándolos a los lenguajes estilísticos de cada época. Estos órdenes clásicos tuvieron su origen en la arquitectura griega clásica, consolidándose con la arquitectura romana y recuperándose en el Renacimiento gracias a tratadistas como Sebastiano Serlio y Jacopo Barozzi de Vignola.
En este artículo de qué curioso… viajaremos a la Grecia Clásica y bucearemos en el origen de los tres órdenes arquitectónicos, sistematizando sus principales características.
La evolución de las técnicas constructivas durante el arcaísmo griego, derivó en la sistematización del lenguaje arquitectónico generando una serie de normas en busca de armonía y proporción. De esta forma, se crearon dos estilos arquitectónicos perfectamente codificados: el dórico y el jónico; y un tercer estilo que surgió más tardíamente: el corintio. Todos los templos griegos se rigieron rigurosamente por estos cánones, perfeccionando sus proporciones en el transcurso del tiempo y experimentando variaciones formales en su decoración.
El orden dórico se extendió por Grecia continental y por la Magna Grecia (Italia meridional y Sicilia), es decir, la región en la que se asentó el pueblo dorio. Sin embargo, el orden jónico se desarrolló en la zona ocupada por el pueblo jonio, es decir, en las costas del Egeo y en las islas. No obstante, cada orden no se confinó a su respectiva zona de origen, sino que las dos corrientes se reprodujeron en ambas zonas, enriqueciendo plásticamente sus arquitecturas.
El orden corintio surge a finales del siglo V a.C. como una variante del orden jónico. No obstante, este orden fue más empleado a posteriori por los romanos.
DÓRICO
Es el orden más antiguo, existiendo evidencias de su empleo desde mediados del siglo VII a.C., aunque sus formas quedan plenamente definidas a mediados del siglo VI a.C.
Este orden se ha venido asociando a la figura masculina, por la robustez y sobriedad que otorgaba a la imagen de los templos en los que insertaba. Los primeros ejemplos dóricos presentan formas más pesadas, tendiendo a formas más esbeltas y proporcionadas con el transcurso de los años.
El esquema del orden dórico, tal como se aprecia en la imagen, se divide en cuatro partes fundamentales: krepis o basamento, peristilo o columnata, entablamento y cubierta.

El krepis es la gran plataforma sobre la que apoyan las columnas y muros que conforman el templo. Este basamento está conformado por tres escalones, denominándose estereóbato a los dos primeros y estilóbato al último. La función otorgada al kepis es la de elevar el templo respecto del nivel del suelo, de tal forma que la morada de los dioses quedara en un nivel superior que la de los hombres.
Sobre este basamento apoya el peristilo que rodea la cella. Cada columna que conforma este peristilo se divide en fuste y capitel. El fuste es acanalado con estrías vivas y está compuesto por varios tambores cilíndricos dispuestos uno sobre otro a hueso. Su diámetro va decreciendo según se desarrolla en altura, presentando éntasis, es decir, un engrosamiento central del fuste con la intención de otorgar visualmente una mayor esbeltez al conjunto.
A su vez, el capitel está conformado por collarín, equino y ábaco. El collarín es la fina moldura que sirve de transición entre el fuste y el equino, presentando éste último forma de tronco de cono invertida. El ábaco presenta forma prismática rectangular y ayuda en la transición entre las partes sustentadas y las sustentantes.
El entablamento es el elemento que apoya sobre el peristilo dividiéndose a su vez en arquitrabe, friso y cornisa. El arquitrabe es una gran viga lisa de piedra que descansa sobre los ábacos del peristilo. El friso sin embargo, se decora mediante los triglifos, rectángulos acanalados, y las metopas, rectángulos lisos o con relieves, otorgando ritmo al conjunto del edificio. Es posible que los triglifos deban su decoración al recuerdo de las vigas de madera que sustentaban los templos primigenios. La cornisa es el elemento que sirve de transición entre la cubierta y el entablamento y sobresalía ligeramente de éste para proteger el edificio de las precipitaciones.
Por último, la cubierta descansaba sobre el entablamento y se desarrollaba a dos aguas. En los alzados cortos del templo se generaba un espacio triangular denominado frontón en cuyo interior o tímpano podían disponerse relieves decorativos. Los vértices del frontón se decoraban con acróteras, ornamentos tallados de diversas formas.

JÓNICO
Surge a finales del siglo VII a.C., expandiéndose a comienzos del siglo VI a.C. gracias a la bonanza económica y cultural de Asia Menor y las islas del Egeo. Este orden se ve fuertemente influenciado por la arquitectura oriental preexistente, lo que le otorga de una mayor esbeltez y ligereza que el orden dórico. Por ello, este orden se ha asociado a la figura femenina en contraposición con la figura masculina del dórico.
El esquema de este orden, tal como se aprecia en la figura, comparte las cuatro partes fundamentales del orden dórico: Krepis, peristilo, entablamento y cubierta.

El estereóbato del krepis jónico puede estar conformado por dos o más escalones, a diferencia del estereóbato dórico que siempre presenta dos escalones. El resto de características del basamento son compartidas entre los dos órdenes.
El peristilo jónico, sin embargo, presenta una diferencia fundamental respecto del peristilo dórico: la inclusión de basa. Este elemento sirve de transición entre el fuste y el basamento y estaba formado por varios elementos molturados denominados plinto, toro y escocia. El fuste carece de énfasis y presenta una ligera disminución desde la basa hasta el capitel, aportando una apariencia más esbelta. Además, su sección acanalada no presenta aristas vivas, sino que presenta listones lisos entre las estrías.
El capitel jónico se compone de un pequeño collarín decorado, un equino adornado con ovas, dos volutas y un estrecho ábaco decorado con hojas y dardos. Las columnas de las esquinas de los templos contaban con volutas en ambas caras confluyendo en esquina.
El entablamento jónico también presenta importantes variaciones con respecto al dórico. Así, el arquitrabe se divide en tres bandas salientes una sobre otra, y el friso es continuo pudiendo presentarse liso o con decoración en relieve. Además, la cornisa posee una serie de molduras que se decoran con ovas, perlas o dardos.
La cubierta sin embargo, presenta idéntica forma y función que en el orden dórico, utilizándose el tímpano del frontón igualmente para el esculpido de relieves.

CORINTIO
El origen del orden corintio es incierto, atribuyendo su creación algunos autores al escultor Kalimachos en el siglo IV a.C. Este orden se empleó de forma masiva en época helenística y romana.

Tal como se ha mencionado anteriormente, es una variante decorativa del jónico, por lo que para caer en la repetición, señalaremos únicamente las diferencias que presenta con este orden. Así, el fuste del peristilo corintio es más alargado, por lo que varía la proporción respecto al jónico y se presenta más esbelto.
El capitel, sin embargo, varía notablemente, presentado una estructura completamente distinta. Desaparece el collarino y el ábaco se presenta muy estrecho. Además, se diseña con forma de tronco de cono invertida, decorándose con hojas de acanto y cuatro volutas en los ángulos superiores.

Estos órdenes influenciaron de tal manera la arquitectura occidental, que mantuvieron su presencia tanto estructuralmente como de forma decorativa hasta más allá de la Edad Moderna.