Existen en India unas estructuras arquitectónicas que hasta tiempos muy recientes han sido poco estudiadas y documentadas. Se trata de inmensos pozos escalonados llamados Baori cuya finalidad es la de captar y almacenar el agua que se filtra de la propia tierra para uso cotidiano. Estas complejas obras de ingeniería presentan en ocasiones una calidad artística excepcional. En este artículo de un paseo por… vamos a viajar por el Subcontinente indio para descubrir esta particular tipología arquitectónica.

¿QUÉ ES UN BAORI O POZO ESCALONADO?
Las condiciones climatológicas de la península del Indostán han condicionado profundamente la vida material y espiritual de sus habitantes. Uno de los fenómenos naturales determinantes de la cultura india es el monzón, un viento alisio que provoca abundantes lluvias durante dos meses. El monzón riega las regiones proporcionando una explosión de vida y el alivio para sus moradores. El resto del año para muchas regiones es árida y dura, por lo que las reservas de agua son necesarias para aguantar hasta el siguiente época de lluvias. Por ello, los indios construyeron unas estructuras arquitectónicas destinadas a la captación y almacenamiento de agua, los pozos escalonados. El pozo se excava en la tierra a gran profundidad, hasta encontrar manantiales subterráneos que lo alimentan con agua dulce que se filtra de la tierra constantemente. También existen algunos baoris particulares, en los que el agua se obtiene por otros medios, tal como sucede en el pozo escalonado de Hampi, donde el agua es abastecido por un acueducto.

Los pozos se pueden presentar como simples perforaciones en la tierra con sencillos accesos escalonados, o como complicadas estructuras ricamente decoradas con esculturas, asemejándolo a un templo subterráneo. Y es que verdaderamente existen ejemplos de una gran plasticidad y calidad artística, y asombra pensar que su funcionalidad pudiera ser meramente utilitaria. La profundidad de la excavación provocaba que el pozo quedara en sombra lo que favorecía que el agua se mantuviera fresca.

La función primordial de los pozos escalonados era la de proporcionar agua para las necesidades básicas diarias. Así, su agua se empleaba para el baño, el lavado de la ropa, el riego agrícola y para que los animales abrevaran. Este agua era recogida mediante cubos desde las plataformas de descanso habilitadas para tal fin. Sin embargo, esta no era la única función, ya que algunos de ellos se convertían en un lugar social, un lugar en el que los aldeanos podían refrescarse durante la estación seca sirviendo como lugar de ocio.
El carácter espiritual de estos baoris se asocia directamente a la mujer india, que era la encargada de realizar la tarea diaria de recoger el agua para el hogar. Así, estas mujeres realizaban sus oraciones, rogando a la diosa madre sus bendiciones, lo que favoreció el enriquecimiento artístico de estos lugares mediante la representación escultórica religiosa. Ello quedó reforzado por el carácter social y de celebración de algunos baoris.

Por otro lado, debemos puntualizar la diferencia existente entre un baori o pozo escalonado y un kunda. Los kunda son tanques o grandes piscinas escalonadas que están directamente asociados a los templos y recintos sagrados, donde además de realizar todas las funciones asociadas al baori, daban servicio a los peregrinos que acudían al templo. Era habitual la construcción de un pozo profundo en el centro del kunda o en una de las esquinas para alcanzar un manantial subterráneo que suministrara un flujo continuo de agua fresca al kunda.

De la función primordial del baori podemos deducir que sus ubicaciones fueron bien diversas. Así, era común su presencia en los centros poblacionales, donde los habitantes podían acudir para abastecerse diariamente. También era común encontrar la presencia de baoris dispuestos estratégicamente en los caminos, de tal forma que dieran servicio a los viajeros y a las caravanas de comerciantes.
La configuración formal de estas estructuras es muy variada, pudiendo distinguir dos grandes grupos, aquellos de planta centralizada y aquellos de desarrollo longitudinal. Los baoris con planta centralizada presentan planta circular o cuadrangular y las paredes contienen las escalinatas que permiten el acceso a la parte baja del pozo. La decoración suele ser más exigua, primando la geometría de la propia estructura descendente del baori realizada en sillares de piedra dispuestos a hueso.

Los pozos de desarrollo longitudinal presentan una escalinata descendente según un eje principal. Una serie de pabellones se van concatenando respecto a este eje y al final se encuentra el pozo de geometría centralizada. Otros brazos pueden dar acceso al eje principal. Es en esta tipología donde podemos encontrar los baoris más elaborados y complejos, generando ejemplos arquitectónicos en los que la solución constructiva iba más allá de la simple utilidad.

ORIGEN Y DESARROLLO
El origen de este tipo de construcción se remonta a la Antigüedad, concretamente a la civilización neolítica del Valle del Indo. En la ciudad de Mohenjo-daro existen más de 700 pozos para suministro de agua distribuidos entre las vías públicas y las casas privadas, los cuales pueden ser considerados antecesores de los pozos escalonados. Pero además, en el interior de esta ciudad existía un inmenso estanque de agua, el Gran Baño, que los investigadores asocian a funciones religiosas y que es considera el primer depósito de agua pública construido en el mundo. Así mismo, en Harappa se calcula que debieron de existir unos 30 pozos y, de la misma manera, otras ciudades contaban con grandes depósitos que abastecían a sus habitantes.

Otro antecedente se puede encontrar en los pozos excavados en los recintos budistas, de los que algunos investigadores han querido ver su antecesor directo. Las cuevas de Uparkot en Junagadh cuentan con un gran tanque de agua que es alimentado por canalizaciones que llevan el agua desde un pozo exterior. Sin embargo, el primer ejemplo que puede considerarse ya un baori, es decir, un pozo excavado escalonadamente, se remonta al siglo VII en Dhank.
El medievo supuso la eclosión definitiva de este tipo de estructuras, generándose baoris de gran belleza desde el siglo VIII hasta el XV. El norte del territorio estaba dividido en multitud de pequeños reinos hindúes, de los cuales la antigua Rajputana destacó por la intensa acción constructiva de los maharajás. Las regiónes de Gujarat y de Rajastán cuentan con algunos de los mejores ejemplos de baoris de toda India, destacando el trabajo de la piedra donde finísimas celosías y pilares tallados decoran los baoris.

A partir del siglo VIII acontecieron una serie de invasiones musulmanas que por oleadas fueron penetrando en el territorio y conformando sus propios feudos. Los gobernantes musulmanes conservaron estas bellas estructuras utilitarias, eliminando el programa escultórico figurativo hindú para adaptarlo al islamismo. A su vez, construyeron nuevos baoris que continuaron con la tradición hindú enriquecida con elementos arquitectónicos importados de la cultura árabe. Otras estructuras fueron destruidas a consecuencia de los enfrentamientos.

Algunos estados gobernados por maharajás resistieron a las olas invasioras, obligando a mogoles y posteriormente a británicos a nombrarlos como gobernadores e interlocutores obligatorios de su territorio. Estos maharajás, considerados descendientes del linaje fundacional de India, gobernaban sus regiones según las viejas tradiciones feudales, lo que fue extensivo a las artes plásticas. Los baoris construidos continuaron con las tradiciones establecidas desde el siglo VIII.

Los baoris cayeron en desuso durante el gobierno del Raj Británico, ya que las autoridades británicas los consideraron focos de emisión de posibles enfermedades por la presencia de mosquitos y gérmenes junto al agua que fueron foco de varias epidemias. Así, poco a poco fueron definitivamente sustituidos por sistemas modernos de abastecimiento de agua y quedaron definitivamente abandonados.
Recientemente se han llevado a cabo distintas intervenciones con la finalidad de recuperar muchas de estas estructuras abandonadas o en desuso. La sociedad se ha concienciado de la importancia de conservar este rico patrimonio artístico y mantener los pozos escalonados en su estado originario. La inclusión en 2014 del Rani Ki Vav, o pozo escalonado de la Reina, en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, dio un paso rotundo en la concienciación social para la conservación de estas singulares estructuras arquitectónicas. Ello no es de extrañar, ya que es imposible sustraerse a su belleza.
