La casa Schröder, situada en Utrecht, es el ejemplo paradigmático de la arquitectura neoplasticista que se desarrolló en el período de vanguardias europeas. Su diseño permitió a la viuda Truus Schröder contar con el espacio de sus sueños, un lugar en el que pudiera desarrollar su estilo de vida en familia.
Daremos un paseo por… esta icónica vivienda, primer proyecto constructivo de Rietveld, analizándola arquitectónicamente en base a sus fundamentos teóricos.
EL FUNDAMENTO TEÓRICO DE LA VIVIENDA
Perteneciente a una familia de clase media-alta, Truus Schröder tuvo acceso a los círculos artísticos vanguardistas de la época, gracias a su hermana crítica de arte. Así, conoció a los representantes de De Stijl, y comenzó a colaborar con Gerrit Rietveld en diversos proyectos de interiorismo.
Juntos diseñaron en 1924 una vivienda acorde a los preceptos del neoplasticismo por el que abogaban los componentes de De Stijl. Totalmente innovadora, la vivienda se convirtió tempranamente en un icono del diseño arquitectónico, y permitió a ambos habitarla hasta sendos fallecimientos.
DE STIJL Y EL NEOPLASTICISMO
En 1917 se lanzó en Holanda el primer número de la revista De Stijl, cuyo objetivo era acercar al lector el nuevo arte plástico. La revista dirigida por el pintor y crítico Theo van Doesburg, contaba con la colaboración de otros miembros del grupo como Oud, Wils, Mondrian, Van Der Leck, Kok, etc. Los unió la radicalización del cubismo y futurismo, así como, el rechazo del expresionismo.

Esta agrupación de artistas buscaban un lenguaje universal que diera unidad a las artes figurativas, unificando pintura, escultura y arquitectura. Este “arte total” fue denominado neoplasticismo por Piet Mondrian.

El neoplasticismo intenta eliminar todo lo superfluo y llegar a la esencia, depurando las formas en líneas y planos. Su planteamiento es totalmente racionalista, organizando el espacio en líneas verticales y horizontales que generan una retícula ortogonal con espacios que pueden ser llenados de colores primarios. La composición resultante debe de ser armónica y equilibrada pero no simétrica.
HACIA UNA ARQUITECTURA PLÁSTICA
En 1924, Theo van Doesburg publicó en De Stijl el manifiesto “Hacia una arquitectura plástica”. La casa Schröder se diseñó en consonancia a los 16 puntos en él establecido.

Para empezar Rietveld destierra cualquier concepción previa de forma para partir de algo completamente nuevo, en el que todos los elementos que configuran la construcción ejercen su función siendo plásticos a la vez. Además, el diseño de la casa Schröder es económico y funcional, desechando el uso de hormigón armado en favor de una estructura de acero y muros de fábrica, mucho más económicos en ese momento, y creando espacios que satisfacen las necesidades del cliente.
Por otro lado, la separación de la estructura de los cerramientos y tabiques permite al arquitecto la creación de espacios abiertos y flexibles que se alejan de la construcción tradicional. Las plantas de la vivienda son libres y se subdividen en función de las necesidades funcionales. Este aspecto es llevado al extremo por Ruus Schröder en la planta primera de la vivienda, donde juega con tabiques móviles para flexibilizar el espacio.
Por último, reseñar que Rietveld huyó de la simetría, de la repetición modular y de la estandarización, y acogió sin embargo, la pintura a través de grandes superficies de colores, no de forma decorativa, sino como expresión de esta nueva arquitectura que propone el manifiesto. Estos colores serán el blanco, el negro, la gama de grises y los primarios propuestos por Mondrian con su neoplasticismo.
ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO
Toda esta base teórica fue el poso fundamental de la casa Schröder, en la que Rietveld logró la libertad espacial y plástica que Mondrian consiguió en sus pinturas, siendo sus fachadas un claro ejemplo de ello.
Antes de comenzar a diseñar la vivienda, Rietveld y Schröder emprendieron por separado la búsqueda del solar perfecto en el que edificar la vivienda. Curiosamente, ambos eligieron el mismo solar, el terreno en la esquina de una manzana con edificación de marcado carácter lineal y magníficas vistas al paisaje circundante. La sintonía de ambos era patente desde el comienzo del encargo.

El proceso proyectual de Rietveld se basó en la realización de maquetas, las cuales le permitían una mejor comprensión del espacio, quizás en herencia de su origen como ebanista.
PLANTA BAJA

La configuración formal de la planta baja de la vivienda es más tradicional. Así, una pequeña entrada comunica con un hall central en el que se ubican las escaleras. Alrededor de este espacio se organiza el programa de planta baja.

El garaje nunca fue usado para tal fin, siendo empleado como taller por Rietveld. A la derecha de las escaleras se sitúa una amplia cocina, mientras que a la izquierda se ubica una sala de estar y de lectura. En el hall, enfrentado a la escalera, un aseo da servicio a toda la planta.
Todo el mobiliario y equipamiento de la vivienda es una transposición de su arquitectura en búsqueda del lenguaje universal neoplasticista. Elementos lineales, superposición de planos y empleo de color, generando elementos utilitarios y en ocasiones ingenios que facilitan la vida diaria de una forma estética.

PLANTA PRIMERA

Para salvaguardar las imposiciones urbanísticas municipales, la planta primera se presentó como granero. En realidad, su programa está destinado a albergar tres dormitorios y una sala cuya separación de espacios está conformada por tabiques móviles y giratorios. Este recurso permite aislar las unidades habitacionales dándoles privacidad, o unir todos los espacios en uno único de uso común.

El diseño de la planta primera se debe a Ruus Schröder, la cual necesitaba generar espacios flexibles que dieran respuesta al estilo de vida deseado para su familia.
Schröder impuso una serie de condiciones básicas en el diseño de esta planta. Así, todos los dormitorios debían de contar con un espacio que pudiera alojar la cama en dos posiciones diferentes. Además, cada habitación debía disponer de suministro de agua y saneamiento para instalar un lavabo, así como un acceso y buena comunicación visualcon el exterior.

El resultado es una planta libre, flexible y abierta al exterior, en la que todos los elementos que la componen son plásticos en sí mismos.

FACHADAS
Las fachadas de la vivienda son el lienzo perfecto para presentar el neoplasticismo por el que abogaba el movimiento De Stijl. Así una serie de planos y elementos que retroceden o avanzan generan la sensación de planos deslizantes e integran los balcones de la planta primera. El espacio interior de la vivienda avanza hacia el espacio exterior.

El tratamiento del color de la vivienda explota todo su potencial en las fachadas. El color gris se emplea en los paños ubicados en segundo plano, el color blanco en los paños delanteros, el color negro en las carpinterías y los colores primarios rojo, azul y amarillo en los elementos lineales.

La vivienda icónica, declarada Patrimonio de la Humanidad, se nos presenta a día de hoy como una casa de juguete que responde formal y programáticamente a uno de los movimientos de vanguardia más importantes de principios de siglo XX, el neoplasticismo, siendo probablemente su mejor ejemplo arquitectónico.